-Ts, ts... Eh... tú...
-¿Yo?
-Sí, tú.
-¿Qué pasa?
-¿Qué te pasa en la mirada?
-¿Qué... qué tengo en la mirada...?
-Sí, esa mirada no es normal, es triste.
-... ¿Quién eres tú?
-Nadie. ¿Y tú?
-Nada.
-Mientes, ¿sabes? eres mucho, muchísimo. Eres tú.
-Oye... yo no te conozco de nada y tampoco te entiendo...
-¿Por qué haces esto?
-...¿El qué?, me estoy cansando, si quieres decirme algo, dímelo ya.
-Lo interesante de todo esto es que lo descubras tú misma, yo sólo te hago el favor de ayudarte, porque veo que estás muy perdida.
-Ya te digo...
-Verás, tu mirada me dice muchas cosas, lágrimas, impotencia, dolor... ¿Dónde está ese brillo?
-Ese brillo hace tiempo que desapareció.
-Nadie es lo suficiente importante para que desaparezca... nada ni nadie.
-Él lo es todo.
-Él no es nadie, igual que yo, igual que tú.
-¡Si me has dicho que soy muchísimo...! Estás loco.
-Eres muchísimo, lo eres todo para ti misma, eres única, soy único, ese hombre de allí, también lo es. Pero chica, no te engañes... no somos nadie, ¿Crees que alguien tiene autoridad sobre ti?, No, y el hecho de que muchos lo crean, no cambia la realidad.
-¿Le conoces?
-¿A quien te ha robado tu mirada? no, tampoco me apetece, pero puedo imaginármelo, me cuesta decir que personas como él también son únicas...
-Es lo único que me queda...
-Vuelves a mentir. ¿Qué mejor compañía que la de ti misma, eh?
-No... me da miedo quedarme sola... no tengo a nadie a mi lado, él era lo único que me hacía falta.
- No sé si te das cuenta de la gravedad... a parte de que dependes de alguien tanto como para perder todo lo demás, estás hablando en pasado... estás con alguien que no te aporta nada, sólo te lo quita.
-... Él me lo ha dado todo.
-Te lo ha robado, y hasta que decidas recuperar ese brillo, te seguirá robando tu personalidad, tu persona.
Ring... ring... ring...
-Perdona, me llama, debo cogerlo... ¿Dónde demonios está...?
-¿Debes?... interesante...
...
-¿Sí?...
-...
-Estoy llegando... es que se ha retrasado el tren...
-...
-No, no... es que he ido a ver a mi madre, que hacía tiempo que no la veía...
-...
-Claro, tú eres lo más... lo... nadie, tú no eres nadie ¿Me oyes? NADIE.
-...
-¡Déjame hablar por una vez!... No te importa de adónde vengo, ni dónde estoy, ni con quien.
-...
-Estoy harta de tener que aguantar tu cara de perro con rabia cada vez que decido salir, por supuesto con el estúpido permiso que no necesito, porque...
-...
-Porque YO lo soy TODO... me ha costado entenderlo, nunca me lo había planteado... pero joder, ¿Quién cojones te crees que eres...? NADIE, ya te lo he dicho...
-...
-Sí, sí, chilla, grita, revienta a gritos, me da igual lo que hagas...
-...
-Ah, ¿piensas quemar mis cosas? ¡Já! ¡Qué imbécil!...¿Crees que me importan mucho?... No... quédatelo, anda... yo no pienso volver.
-...
-Antes de colgar, un consejo que no vas a seguir: Búscate a ti mismo.
...
Colgó, buscó y sólo vio su reflejo en el cristal: Brillo.
Esto vuelve a tocar el tema de la posesión.
Mostrando entradas con la etiqueta L .. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta L .. Mostrar todas las entradas
1 mar 2009
7 feb 2009
Sentenciados.

Un rebaño de personas se dirige hacia un mismo sitio, todos andan igual, mirando al suelo y con los ojos apagados, sin brillo. No hablan unos con otros, no se miran. Uno habla con su móvil de última generación, otro adelanta a los demás y todos van a alargar el periodo de sus penas y acortar el de su suicidio, van a hacerlo por falta de sentido común. Se creen lo que los más troleros dicen. Por la radio oyen tragedias, las leen en los periódicos, las ven en las notícias y las huelen en el ambiente, pero no se dan cuenta; no quieren o no pueden. Es triste, en teoría, son libres, o eso dijo alguien, también en teoría, ellos desean la libertad, ¿Por qué vuelven a reforzar sus cadenas? Les tendría que haber bastado, pero ya se sabe que los humanos son los únicos que tropiezan dos ( y más, muchas más, en este caso,) veces con la misma piedra. Entran todos en una sala. Ha llegado la hora de comprarse otro collar, de cambiar de dueño y pasar a uno idéntico o de seguir con el mismo: No hay mucha diferencia a pesar de lo que dicen que significan esos nombres en mayúsculas y aunque muchos lo nieguen rotundamente. Todos son nombres de grupos de peces gordos sin escrúpulos, y eso les hace iguales. En cada papel se escribe la cruz a quien cada uno considere que debe de crucificarle, nunca se sabe como puede funcionar la mente de los que ya están sentenciados, los que se sentencian cada dos por tres. Los pobres sentenciados lanzan sus papeletas, ¿qué inepto cogerá los mandos de millones de vidas esta vez? Apuestan todos a perder y perderán. Se van y después, esperan ansiosos, ¿a qué? ¿a quién? Quizás no entienden que el ansia de espera es la de la continuación de un fin que están creando... sería lógico tratándose de espécies sin sentido común... también es lógico que yo no lo entienda, y es que no me he rendido, seguiré sin apostar por mi sentencia.
¿Qué pasaría si todos votáramos en blanco?
Etiquetas:
L .,
reflexión.
25 ene 2009
Diálogo entre perro y lobo.

-Señor, permítame que le diga que usted no es un lobo.
-¿Cómo dice?
- Ya sé que le causa tremenda decepción oirlo, pero alguien debía de decírselo.
-¡Imbécil! ya sé que no soy un lobo, soy una persona, ¿Qué ha bebido?
-¿Se ha dado cuenta? de lobo tiene usted poco. Aunque lo niegue profundamente, es sólo un perro, un caniche que necesita tener un dueño detrás todo el tiempo que le diga lo que puede o lo que no puede hacer.
-Soy su jefe, ¿Quién cojones me dice a mí lo que tengo que hacer, eh? se está jugando el despido.
-Es usted un perro, no mi jefe. Asimílelo ahora, después, la caída será más dura.
-Pero... estoy alucinado... contésteme, ¿quién es mi dueño?
-Usted mismo. Ladra, muerde a sus empleados, como si fuéramos menos que usted. Habla de respeto y se lo estoy teniendo, pero ¿sabe? no es porque usted lo imponga. No impone respeto, sino pena.
-Está usted despedido.
-Oh, vaya... debí suponer que esto pasaría. No lo asume, claro... me lo debí imaginar.
-Sr. Sánchez, está prohibido beber en horario laboral, lo sabe desde el primer día.
-¿Cree que mi sinceridad y buena intención se debe al alcohol? qué pena. Verá, ya que veo que tiene usted la mente muy cerrada, voy a aclarárselo.
-Bien... rapidito, que tengo una reunión dentro de veinte minutos.
-Eso dependerá de usted. ¿Usted se siente bien cuando nos menosprecia y humilla?
-Yo hago mi trabajo, sois una pandilla de incompetentes, demasiado bien me comporto.
-Confirmado. Es usted un perro que necesita morder a los demás para sentirse más poderoso. Está lleno de complejos, le salen los complejos por sus orejas peludas, vaya... va de lobo pero, en realidad, sabe de sobras que es un chucho mimado, que necesita contínuamente escuchar lo que desea escuchar, aunque sea mentira. Es usted un esclavo de si mismo y de sus mentiras.
-¿Es usted consciente de sus palabras y de sus consecuencias?
-A diferencia de usted, señor, yo quiero ayudar a las personas, por mucho que me hayan dañado y por mucho que me dañe al hacerlo. Y la manera que tengo de ayudarle es diciéndole la verdad. Quítese de una vez la careta de lobo, que no le pega en absoluto.
-¡¡Qué lobo ni qué lobo!!
-Un lobo, señor, es aquel que cree en si mismo, que no necesita cohibir la libertad de nadie para sentirse bien, ya que con su libertad le sobra. Es aquel que no necesita ni seguir, ni que le sigan.
-Tú tampoco eres un lobo entonces, tú me sigues a mí.
-...Con perdón, es usted corto de entendederas, no ha entendido absolutamente nada. Yo me gano la comida, asiento y después hago lo que me pasa por las narices, no le sigo en absoluto. ¿Sabe? tendría que agradecérmelo, porque seguro que soy la primera persona que no le regala los oidos, que no le sigue la corriente, y que no hace que la creencia de que es un lobo crezca erróneamente.
-No voy a perder más el tiempo con usted, se le ha ido la olla completamente. Está despedido, obviamente.
-Problema suyo, si quiere marcharse, márchese. Yo no le he obligado a que me escuche, y sin embargo aquí sigue. Si quiere despedirme, tranquilo, no se tome la molestia, pensaba marcharme después de todo. Haga lo que le pase por los huevos, con perdón. Pero que sepa, que haga lo que haga, no dejará de ser el más perro de todos.
-¿Qué hay que hacer para ser un lobo... si puede saberse?
-Creer en uno mismo. No dejarse llevar por la inercia del poder y ser humilde. Lo siento, lo tiene usted muy complicado. He hecho lo que he podido, hasta nunca, perro.
-¿Cómo dice?
- Ya sé que le causa tremenda decepción oirlo, pero alguien debía de decírselo.
-¡Imbécil! ya sé que no soy un lobo, soy una persona, ¿Qué ha bebido?
-¿Se ha dado cuenta? de lobo tiene usted poco. Aunque lo niegue profundamente, es sólo un perro, un caniche que necesita tener un dueño detrás todo el tiempo que le diga lo que puede o lo que no puede hacer.
-Soy su jefe, ¿Quién cojones me dice a mí lo que tengo que hacer, eh? se está jugando el despido.
-Es usted un perro, no mi jefe. Asimílelo ahora, después, la caída será más dura.
-Pero... estoy alucinado... contésteme, ¿quién es mi dueño?
-Usted mismo. Ladra, muerde a sus empleados, como si fuéramos menos que usted. Habla de respeto y se lo estoy teniendo, pero ¿sabe? no es porque usted lo imponga. No impone respeto, sino pena.
-Está usted despedido.
-Oh, vaya... debí suponer que esto pasaría. No lo asume, claro... me lo debí imaginar.
-Sr. Sánchez, está prohibido beber en horario laboral, lo sabe desde el primer día.
-¿Cree que mi sinceridad y buena intención se debe al alcohol? qué pena. Verá, ya que veo que tiene usted la mente muy cerrada, voy a aclarárselo.
-Bien... rapidito, que tengo una reunión dentro de veinte minutos.
-Eso dependerá de usted. ¿Usted se siente bien cuando nos menosprecia y humilla?
-Yo hago mi trabajo, sois una pandilla de incompetentes, demasiado bien me comporto.
-Confirmado. Es usted un perro que necesita morder a los demás para sentirse más poderoso. Está lleno de complejos, le salen los complejos por sus orejas peludas, vaya... va de lobo pero, en realidad, sabe de sobras que es un chucho mimado, que necesita contínuamente escuchar lo que desea escuchar, aunque sea mentira. Es usted un esclavo de si mismo y de sus mentiras.
-¿Es usted consciente de sus palabras y de sus consecuencias?
-A diferencia de usted, señor, yo quiero ayudar a las personas, por mucho que me hayan dañado y por mucho que me dañe al hacerlo. Y la manera que tengo de ayudarle es diciéndole la verdad. Quítese de una vez la careta de lobo, que no le pega en absoluto.
-¡¡Qué lobo ni qué lobo!!
-Un lobo, señor, es aquel que cree en si mismo, que no necesita cohibir la libertad de nadie para sentirse bien, ya que con su libertad le sobra. Es aquel que no necesita ni seguir, ni que le sigan.
-Tú tampoco eres un lobo entonces, tú me sigues a mí.
-...Con perdón, es usted corto de entendederas, no ha entendido absolutamente nada. Yo me gano la comida, asiento y después hago lo que me pasa por las narices, no le sigo en absoluto. ¿Sabe? tendría que agradecérmelo, porque seguro que soy la primera persona que no le regala los oidos, que no le sigue la corriente, y que no hace que la creencia de que es un lobo crezca erróneamente.
-No voy a perder más el tiempo con usted, se le ha ido la olla completamente. Está despedido, obviamente.
-Problema suyo, si quiere marcharse, márchese. Yo no le he obligado a que me escuche, y sin embargo aquí sigue. Si quiere despedirme, tranquilo, no se tome la molestia, pensaba marcharme después de todo. Haga lo que le pase por los huevos, con perdón. Pero que sepa, que haga lo que haga, no dejará de ser el más perro de todos.
-¿Qué hay que hacer para ser un lobo... si puede saberse?
-Creer en uno mismo. No dejarse llevar por la inercia del poder y ser humilde. Lo siento, lo tiene usted muy complicado. He hecho lo que he podido, hasta nunca, perro.
3 ene 2009
Caminos.

Luce una barba descuidada, y un cigarro se posa sobre sus labios. Está sentado en su habitual banco de piedra, en el lado izquierdo del paseo. Donde siempre. Cada día a las cinco de la tarde disfruta de observar, respirar, fumar y de divertirse al reírse por dentro de las vidas apresuradas de aquellos desconocidos y conocidos a la vez. Desconocidos por no saber sus nombres y conocidos por saber más de lo que sus nombres indican. Ninguno, como es de esperar, se percata de su presencia y eso le encanta, le fascina el poder intuir sus pensamientos, las monótonas vidas que muchos de los que pasan por allí durante todas las tardes poseen. Si le preguntaran sabría decir, posiblemente sin equivocación, que la chica con abrigo rojo, gorra y maletín negro que pasa cada día a las cinco y media de la tarde es una estudiante que aprovecha las tardes para ejercer lo que realmente le gusta, la música. Diría que es un alma libre y, al mismo tiempo, atada que aprovecha la melodía para deshacerse por unos minutos de sus cadenas y saber lo que es volar. Diría también que aquel hombre uraño, mayor con bastón, es un reflejo de sí mismo con unos 40 años más. Un hombre solo y solitario que prefiere más helarse de frío en la calle cada tarde que quedarse en su triste casa oscura, con los cuchillos congelados de los recuerdos atravesándole el pecho. Sabía de sobras también que aquella mujer que alterna zapatos de tacón y abrigos de pieles diáriamente, protagoniza a las siete una entrada triunfal en el casino porque, realmente, es la esposa amargada de un empresario rico que solo la satisface con una paga de 200 euros diarios, muy lejos de lo que realmente piden sus necesidades más íntimas. Sin duda se le pasan las horas volando imaginándose los día a día de aquellas caras, y le sorprende la facilidad que, aún sin conocer, se puede intuir una trayectoria de un camino, con atajos, pero llegando muchas veces a su destino.
"¿Cómo me deben ver a mí?" se pregunta algunas veces, pero su respuesta llega antes de que el pensamiento de la cuestión termine; le daba igual, aunque nadie había reparado en aquel chico con aparente más mayor que el real, que dibuja los caminos de personas con dueños, esclavos de la vida, de sus caprichos, sueños, ilusiones, anhelos y recuerdos. Son, algunos, victimas de un camino marcado que no han elegido. No se sienten libres aunque todos lo deseen fervientemente. Ese macabro pensamiento y la certeza de que él había decidido estar ahí sentado, disfrutando del logro de su único anhelo le hace sonreír; Se siente libre, aunque no lo sea.
"¿Cómo me deben ver a mí?" se pregunta algunas veces, pero su respuesta llega antes de que el pensamiento de la cuestión termine; le daba igual, aunque nadie había reparado en aquel chico con aparente más mayor que el real, que dibuja los caminos de personas con dueños, esclavos de la vida, de sus caprichos, sueños, ilusiones, anhelos y recuerdos. Son, algunos, victimas de un camino marcado que no han elegido. No se sienten libres aunque todos lo deseen fervientemente. Ese macabro pensamiento y la certeza de que él había decidido estar ahí sentado, disfrutando del logro de su único anhelo le hace sonreír; Se siente libre, aunque no lo sea.
Etiquetas:
L .,
reflexión.
14 dic 2008
Puedes.
Puedes ser o no ser. Puedes pensar que tu vida no tiene sentido, puedes odiarla y creer que te da la espalda. Puedes pensar que el que le da la espalda eres tú. Puedes engañarte y repetirte que no eres nadie comparado con el mundo, o puedes creer que lo eres todo comparado con tu mundo. Por poder, puedes pensar que te incito a pegarte un tiro, o puedes pensar que sólo te hago recapacitar. Puedes elegir. Puedes pensar en seguir a tus principios y reírte de quienes crean que son estúpidos o puedes olvidarlos para unirte a los estúpidos. Puedes creer que eres valiente, y puedes pensar que el cementerio está lleno de ellos, yo creo que hay más cobardes a mi lado que valientes muertos. Puedes emborracharte porque quieres o puedes beber sólo porque puedes. Puedes pedirle a un Dios que te ayude, o puedes dejar de engañarte y de echar las culpas a un nada. Puedes hacerlo todo, elegir lo que está bien o lo que está mal, puedes pensar que se olvidaron de renovar los 10 mandamientos o renovarlos cada día por tu cuenta. Puedes saltarte las reglas o puedes seguirlas a rajatabla, puedes también, ser libre entre las reglas. Puedes dejarte llevar o no dejar que te lleven. Puedes sonreír o puedes llorar. Hablar o callar. Vale, a veces no puedes elegir. Puedes mentir, y puedes mentirte diciendo que no dolerá si dices la verdad. Puedes hacer lo que quieras mientras puedas hacerlo. Puedes ser tú, y puedes fingir no serlo. Lo que no podrás será huír de ti mismo.
Etiquetas:
L .,
reflexión.
7 dic 2008
No sentimos.

¿En qué nos estamos convirtiendo?
Lloramos cuando vemos una película dramática e ignoramos a quien duerme en la calle sin nada ni nadie que le recuerde. Nos tapamos los ojos con las películas de miedo e ignoramos la imagen de un muerto en las notícias. Algo nos está obligando a no sentir. Estamos en decadencia, tanto sentimentalmente como mentalmente, nos estamos alejando de lo que somos: personas. De cada vez le damos menos importancia a la vida, que pasamos con prisas y sin tiempo, asintiendo lo que un egoísta insensible nos manda. Ignoramos el sentimiento de libertad innato que las personas tenemos, lo apagamos y lo callamos. Nos gustaría poder chillar nuestros pensamientos, pero no lo hacemos porque sabemos que no serviría de nada. Nos estamos olvidando de luchar.
¿Qué podemos hacer sino? rebelarnos, hacerles saber que no somos marionetas, que no dejaremos que immolen nuestras ideas e inquietudes. Gritar que somos personas y pararnos a escuchar lo que en realidad queremos sin que la opinión del rey de los perros nos influencie. Mirar a nuestro alrededor y ayudarnos unos a otros. Eso tendríamos que hacer. Lo haríamos si fuesemos personas. Quizás no conseguiríamos mucho, ya que las únicas palabras que tienen valor son las de los reyes de los ladrones.
Nos estamos insensibilizando, matar va a ser pronto una cosa normal, las enfermedades aparentemente incurables esconden dentrás de una patente una solución que enigmáticamente nunca aparece, los maridos matan a sus mujeres por cobardía al descubrir que no pueden dejarlas respirar libres, el consumismo nos come por dentro vaciando nuestros bolsillos y comprando corazones. Quejas que sugieren pocas soluciones que poder aplicar a este mundo loco y muchas que poder escribir. A mí de momento se me ocurre un consejo.
Miremos en nuestro interior y pregúntemonos quiénes somos. Descubramos nuestros principios escondidos y convirtamos el defenderlos en nuestra prioridad. No dejemos que esta decadencia ni el rey de los ladrones nos los quite. Luchemos, conservemos lo que tenemos. No nos olvidemos jamás de que ante todo, somos personas. Imaginemos lo que sería el deshacernos de nuestras cadenas.
Lloramos cuando vemos una película dramática e ignoramos a quien duerme en la calle sin nada ni nadie que le recuerde. Nos tapamos los ojos con las películas de miedo e ignoramos la imagen de un muerto en las notícias. Algo nos está obligando a no sentir. Estamos en decadencia, tanto sentimentalmente como mentalmente, nos estamos alejando de lo que somos: personas. De cada vez le damos menos importancia a la vida, que pasamos con prisas y sin tiempo, asintiendo lo que un egoísta insensible nos manda. Ignoramos el sentimiento de libertad innato que las personas tenemos, lo apagamos y lo callamos. Nos gustaría poder chillar nuestros pensamientos, pero no lo hacemos porque sabemos que no serviría de nada. Nos estamos olvidando de luchar.
¿Qué podemos hacer sino? rebelarnos, hacerles saber que no somos marionetas, que no dejaremos que immolen nuestras ideas e inquietudes. Gritar que somos personas y pararnos a escuchar lo que en realidad queremos sin que la opinión del rey de los perros nos influencie. Mirar a nuestro alrededor y ayudarnos unos a otros. Eso tendríamos que hacer. Lo haríamos si fuesemos personas. Quizás no conseguiríamos mucho, ya que las únicas palabras que tienen valor son las de los reyes de los ladrones.
Nos estamos insensibilizando, matar va a ser pronto una cosa normal, las enfermedades aparentemente incurables esconden dentrás de una patente una solución que enigmáticamente nunca aparece, los maridos matan a sus mujeres por cobardía al descubrir que no pueden dejarlas respirar libres, el consumismo nos come por dentro vaciando nuestros bolsillos y comprando corazones. Quejas que sugieren pocas soluciones que poder aplicar a este mundo loco y muchas que poder escribir. A mí de momento se me ocurre un consejo.
Miremos en nuestro interior y pregúntemonos quiénes somos. Descubramos nuestros principios escondidos y convirtamos el defenderlos en nuestra prioridad. No dejemos que esta decadencia ni el rey de los ladrones nos los quite. Luchemos, conservemos lo que tenemos. No nos olvidemos jamás de que ante todo, somos personas. Imaginemos lo que sería el deshacernos de nuestras cadenas.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)