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7 abr 2009

Capítulo 3. El Equipo al completo.


Cuatro figuras humanas se perfilaban entre las sombras, cuatro desconocidos en una misma sala, se silenciaron al escuchar pasos fuera de la casa. La puerta mugrienta se abrió y la luz del exterior dejó visible una de las cuatro figuras, se trataba de la amiga del Poeta y allí estaba él, en el marco de la puerta, ensalzado por la luz del exterior, como si fuese un dios. Saludó levemente con la cabeza sin articular palabra, se acercó a las cuatro figuras y encendió un par de velas para iluminar un poco la sala. Las otras tres figuras quedaron al fin reconocibles, se trataba de tres viejos amigos. El silencio reinó por unos segundos, estaban mirándose los unos a los otros, parecían estar esperando a ver quien era el pistolero que desenfundaba primero. El Sincero, apodado así por no andarse con rodeos y poner siempre la verdad por delante, se levantó impaciente y dijo:
Bueno…¿se nos va a informar del plan o nos podemos marchar ya?
El Poeta sonrió y negó con la cabeza al ver como su amigo no parecía haber cambiado, descruzo sus brazos y les explicó la situación:
Relájate, chico. Hace casi un año que no os veo y, la verdad, no habéis cambiado mucho. Ayer llegué a este maravilloso valle y un cúmulo de sentimientos y recuerdos inundaron mi cabeza, tenía tantas ganas de veros, chicos…– Esta vez fue el Sincero quien negó con la cabeza al ver que, como siempre, el Poeta empezaba a adornar sus palabras con florituras y demás mamarrachadas. La relación entre el Poeta y el Sincero se tambaleaba a veces, ya que parecían el sol y la luna. La amiga del Poeta, apodada la Vehemente, por dejarse llevar por sus impulsos, se ruborizó al recordar el día anterior, día que pasó junto al Poeta viendo anochecer y recordando viejos tiempos.– Ha sido un buen año para mí y espero que también para vosotros, ya nos pondremos al día. He convocado esta urgente reunión, porque tengo que contaros algo. Ayer, la Vehemente y yo acordamos reformar esta vieja casa, para hacer de ella nuestra casa y nuestra sala de ocio…
Uno de los amigos sonrió y su sonrisa era un claro indicador de que su laboriosa mente había caído en algo que el resto no sabían, se trataba del Ingeniero, apodado así por usar la lógica para deducir o solucionar todo lo que le rodeaba. Tras la sonrisa del ingeniero, el silencio se hizo palpable pues todos esperaban su respuesta, cambió su postura y dijo:
Y has pensado que nosotros podíamos ayudarte…– eso estaba claro, pero el ingeniero tenía otra información en la manga– ¿Podemos llamaros ya la parejita feliz o tenemos que esperar un poco más?– la Vehemente bajó su mirada por timidez, el Poeta se quedó mirando seriamente al Ingeniero y le preguntó:
¿Qué te hace pensar eso?– de nuevo la sonrisa del Ingeniero, seguida de una negación de cabeza debido a lo fácil que se lo estaban poníendo.
Primero, ayer quedaste sólo con ella y durante todo el día por lo que deduzco y, obviamente, pasaste de nosotros, ya que ni siquiera nos enteramos de que llegaste al valle. Además, hablasteis de reformar esta casa, lo que me hace suponer que os visteis aquí dentro para que nadie os viese y tener cierta intimidad. El hecho de que buscases intimidad me hace pensar que no quedasteis solo para hablar. Segundo, cuando he lanzado la pregunta, la señorita ha bajado su mirada avergonzada, lo cual indica que algo si que hay, al menos por su parte. Tercero el hecho de que lances una pregunta en lugar de una negación me da a entender que estás interesado en saber cuales han sido tus errores para evitar que te descubran otras personas, luego si hay algo. ¿Sigo o te hace falta algún punto más?…– La Vehemente se dejó llevar por la rabia que le producía la lógica aplastante del Ingeniero y dijo algo irritada:
Sí, estamos saliendo ¿Te parece mal o tu sofisticado cerebrito no logra entenderlo?– esta vez, la reacción del Ingeniero no fue una sonrisa, fue una carcajada burlesca al confirmar su hipótesis.
Cuarto, las tres deducciones anteriores eran un anzuelo, para que Vehemente picase y corroborase mis deducciones, parece mentira que no me conozcáis. Tranquila Vehemente, no me parece mal en absoluto, al contrario estoy contento por ello. Pero creo que era mi obligación decodificar esa parte de la información, que creo que todos deberíamos saber.
El Ingeniero no solía hablar mucho, pues casi siempre estaba atento observando su entorno, pero cuando hablaba dejaba a todos un poco chafados, además era bueno usando la ironía y el sarcasmo, lo cual le volvía un poco duro y cruel.
Por fin se decidió a hablar la última silueta, se trataba del Anarco (abreviación de Anarco-comunista, su mote inicial que rápidamente fue abreviado), apodado así por ser un libertino que añoraba la libertad y no soportaba que nadie le diese órdenes o abusase del poder.
Muy bien, aclarado ese punto, volvamos a lo que me interesa. El plan consiste en reformar esta vieja casa para dejarla habitable y montarnos aquí las fiestas ¿no? Me parece bien siempre y cuando trabajemos todos juntos, calculo que una semana o así estará más o menos lista si nos ponemos manos a la obra, me gusta la idea. Lo primero será quitar los tablones de todas las ventanas para que entre un poco de luz…
Pero esta casa será de alguien.– Puntualizó el Sincero.
Que más da, si es de alguien y está abandonada será por que no la quiere, nosotros la queremos así que ahora es nuestra hasta que alguien la reclame.– dijo el Anarco.
Además se supone qué vamos a arreglarla, no a dejarla peor, dudo que pueda quedar peor. Si viene el dueño a reclamar y ve que su casa está mejor que como la dejó, no creo que se enfade por haber tenido ocupas. Esta casa lleva abandonada desde que estrenamos la conciencia, no creo que vengan a reclamar esta porquería ahora.– Explicó el Ingeniero
Muy bien ¿nos ponemos manos a la obra entonces?– dijo la Vehemente con una sonrisa de oreja a oreja, al ver que la idea del Poeta empezaba a cuajar.
Un sí unánime retumbó en la sala y todos corrieron cada uno por su lado a hacer su trabajo…
Continuara…

29 mar 2009

Dándole patadas a una abollada lata de cerveza...


Dándole patadas a una abollada lata de cerveza avanzaba cabizbajo un joven, maldiciendo la vida. Se sentía tan triste como el lúgubre ambiente que le rodeaba, su ciudad le asqueaba. Desde las alturas, la luna llena, le observaba expectante como un dios que observa desde las alturas con vanidad. Se preguntaba el porqué de tanta tristeza y caos a su alrededor. Sentía, apesadumbrado, como su fuerza se desvanecía en su eterna andadura hacia la felicidad y para tratar de reponer fuerzas alzó su mirada hacia el cielo en busca de la brillante luna. Con la cabeza bien alta la contempló impávidamente y sintió como los rayos del sol reflejados en la luna le llenaban de una sensación de bienestar que se remonta a los orígenes de la especie. Cerró los ojos durante unos segundos y prosiguió su marcha, cabizbajo. Las sirenas de policía mermaron de nuevo sus fuerzas, sabía que en ese entorno nunca dejaría de ser un perro callejero y soñaba con poder ser un lobo. De repente, un aullido hizo que levantase rápidamente la cabeza, la girase lentamente y admirase por encima del hombro lo que se escondía a sus espaldas. Entonces la vio. Ella estaba tensa, con la cabeza bien alta contemplando la luna con los ojos cerrados. La brisa azota su melena y una sonrisa de satisfacción cruza su cara. No había duda, era ella la que había aullado llamando su atención. Una sonrisa se dibuja en la cara del joven. El nombre de la joven, gritado al viento por el chico, hace silenciar el resto de sonidos de la noche. Se conocían, ella le dedicó su mejor mirada, el joven se acercó rápidamente y se situó ante ella. Ella volvió a sonreír, él le acarició la mejilla. Ella engalanó la magia del momento con su voz.
–Que alegría verte. Lo necesitaba.
–¿Sabes qué? Acabas de salvarme de mí mismo. Estaba a punto de mandar este mundo a la mierda.
–Opino lo mismo, este mundo prefabricado es un asco. Pero tiene sus cosas buenas…
–Ya lo creo, la luna, la brisa, tú. No necesito nada más en este mundo a parte de eso, bueno algo de comida tampoco estaría mal.– Ella sonrió y él se rascó la nuca mientras sonreía y miraba hacia otro lado, en señal de disculpa por la suma tontería.
–Bueno, tienes la luna, la brisa y a mí ¿Qué te parece si vamos a buscar algo de comida?
–Muy bien, invito yo.
–Vaya, que caballeroso.
Entre sonrisas, ambos se encaminaron hacia un puesto de comida rápida y pidieron un par de perritos calientes. A la hora de pagar, el joven empezó a palparse los bolsillos con cara de preocupación. Ella le preguntó qué era lo que sucedía y el joven, ruborizado, alegó:
–Me he dejado la cartera en casa…– a la joven se le escapó una risa burlona, lo cual hizo que el joven se sonrojase aun más.
–Anda que…menudo caballero estás hecho. Tranquilo, que la dama invita.– el joven sonrió y añadió.
–Mañana te devuelvo el dinero…– una mirada sería y desafiante por parte de la joven hizo que dejase de sentir vergüenza, para sentir miedo. Por suerte, en la cara sería de la joven se dibujo rápidamente una sonrisa.
–¿No te he dicho que invito yo? Mira para mí lo más importante de esta noche también es la luna, la brisa y tú, el dinero no me traerá la felicidad. Tú, en cambio, haces que siempre tenga una sonrisa de oreja a oreja.
– Bueno supongo que tú también necesitaras…
– Sí, también necesito comer– sonrió¬– con lo bonito que me había quedado, ya te vale.
La pareja prosiguió su andadura, felices. La joven, con una sonrisa en su preciada tez, preguntó al joven:
–¿Qué te parece si nos sentamos en ese portal?
El joven titubeó ante el aspecto tan poco romántico que estaba tomando la noche, pero finalmente aceptó. Tras terminarse los perritos, la chica empezó a sentir escalofríos debido al fresco viento de la noche.
El joven se levantó, se quitó la chaqueta y se la ofreció a la joven cual noble caballero de la edad media ante su dama, dado que el anterior intento había sido un fracaso. Ella sonrió y le preguntó si él no tendría frío. El joven negó con la cabeza pero ella sabía que no era cierto. Por eso nada más volverse a sentar ella le abrazó con fuerza, el joven también la abrazó fuertemente y ambos sintieron una sensación de bienestar inconfundible. Ahí estaban, dos personas que empezaban a enamorarse, dos almas que se adentraban en el agitado mar de la felicidad, dos almas bañadas por la luna. Fue entonces cuando el joven se dio cuenta de una cosa e informó a su acompañante de su descubrimiento:
–¿Te das cuenta? Aquí estamos, en una noche tan fría y tan calidos el uno con el otro, si esto no es la felicidad, ya no se donde buscarla.
La joven se sonrojó, miró al joven a los ojos durante unos segundos y acto seguido le besó y la felicidad creada por un par de gestos y acciones superó con creces la infelicidad de vivir encerrados en una jungla de hormigón y asfalto. La felicidad no se encuentra en lo que nos rodea, está dentro de nosotros y solo aquellos que consigan llegar dentro de nosotros lograrán hacernos felices... La luna se sonrojó al contemplar el apasionado beso y un aullido sentenció la noche…

14 mar 2009

La luna, el vaso y un puñado de lágrimas.


La luz blanquecina de la luna entra por el ventanal iluminando una oscura habitación. Una leve brisa mueve las finas cortinas blancas. En la oscuridad de la habitación se escucha como el güisqui es vertido en un vaso ancho de cristal haciendo crepitar los hielos. Una silueta se levanta de entre las sombras con un vaso lleno de un líquido color ámbar que parece brillar en la oscuridad. Torpemente la figura se dirige al tocadiscos, pese a la patente embriaguez producida por el ambarino fluido coloca con total sutileza la aguja del tocadiscos sobre el vinilo y una melodía suave y dulce invade la habitación. Es su canción, recuerdos bailan al compás de la música. Lágrimas empiezan a resbalar por su mejilla, hasta precipitarse al vacío. Las lágrimas no legan al suelo, pues caen presas dentro del vaso de güisqui que, con rabia, presionaba fuertemente sobre su pecho. Dijo el poeta que nada mejor para olvidar el desamor que alcohol y lágrimas. Una joven chica sonriente atraviesa su mente lo cual le provoca una pseudosonrisa, la amargura vuelve al recordarla en brazos de otro hombre. De un trago se termina el vaso para tratar de acabar con el doloroso recuerdo. No hay forma de eliminar ese recuerdo, vuelve cabizbajo a la mesa, coge la botella, tembloroso, y se dirige al ventanal abierto del balcón. Bañado por la luz de la luna, se puede contemplar a un joven desaliñado que contempla impávido la brillante luna llena, con un vaso vacío en una mano, una botella semivacía en la otra y un corazón compungido. Llena de nuevo el vaso sin pensárselo dos veces y sin dejar de contemplar la luna, le propone un brindis a la luna y, con otro trago ardiente, deja seco el vaso. De repente, bien sea por el alcohol o por la locura, empieza a desvariar, empieza a hablar solo.

Ella no te quiere, está con otro, asúmelo cuanto antes y deja de torturarte.

–No, el amor que siento por ella es más fuerte que el dolor que siento al verla en brazos de otro.

Amor no correspondido es tiempo perdido, amigo.

–No, no, no...¡NO!– Una botella de güisqui sale despedida, estrellándose contra la pared y rompiéndose en mil pedazos.

Admítelo, llegas tarde, ella ahora es feliz en los brazos de otra persona.

–¿Te crees que no lo se? Imbécil, lo se muy bien. Pero tú sabes, mejor que nadie, que haría lo que fuera necesario con tal de verla sonreír.

Lo se, y aquí el único imbécil que hay eres tú. Por verla sonreír estás ahora mismo sufriendo, eso es de ser idiotas, amigo mío.

–Ya te he dicho que el amor que siento por ella va más allá de este dolor.

Se supone que el amor ha de traer felicidad para ambos y aquí no veo ninguna persona feliz ¿Tú la ves? La única que se lo está pasando bien es ella, y el otro…Tú estás fuera de la ecuación, asúmelo payaso.

–Cierto es mi buen amigo. Tal vez ahora que ya no tengo nada que perder, sea hora de poner las cartas sobre la mesa.

Tú ya has perdido la partida ¿De que te sirve poner las cartas sobre la mesa?

–Oye mira, por una vez en nuestra desgraciada vida, vete a la mierda.

Fue entonces cuando corrió en busca del teléfono móvil y de espaldas a la luna realizó una llamada en mitad de la noche…

–Dime.

–Verás, me he dado cuenta de que te amo con locura…

–No me jodas ¿Por qué no me lo has dicho antes? Sabes qué estoy con otra persona ¿no?

–Sí, lo se, pero pensé que era justo y necesario que supieses lo que siento por ti. Pero, tran…

–Shhh, calla, no digas nada más. Sabes que siempre me has gustado, pero yo pensaba que tú no sentías lo mismo por mí. Ahora que lo se, has de saber que te quiero. Nuestra canción se escucha de fondo, has pensado en todo…

Un aullido partió la noche. El joven se giró para contemplar la luna, le guiñó un ojo y una felicidad inmensa recorrió su cuerpo. Lágrimas volvieron a brillar en la oscuridad, pero esta vez, de felicidad…

11 mar 2009

Corazón dulce bañado en chocolate amargo.



Te odio, porque ahora mi felicidad y mi corazón están en tus manos.

Te odio, porque intenté desesperadamente crear un mundo ideal para mí, pero me he dado cuenta de que ese mundo está dentro de ti.
Te odio
, porque pese a la gran seguridad que me han concedido mis ideas, a tu lado me siento el ser más inseguro y desprotegido del planeta.
Te odio, porque desde que te conozco la vida sin ti, no sería vida.
Te odio, porque pones en jaque mi teoría, nuestra teoría.
Te odio, porque por las noches me robas todos los sueños para ser tú la estrella invitada.
Te odio, porque ahora no puedo pensar en otra cosa que no seas tú.
Te odio, porque cuando conseguí eliminar el miedo de mi cabeza, te conocí y ahora siempre tengo miedo, miedo a perderte.
Te odio, porque por tu culpa vuelvo a temerle a la muerte, pues ahora significa no volver a verte.
Te odio, por echar por tierra mi teoría, nuestra teoría.
Te odio, porque me elevaste hasta el cielo con tus alas blancas y yo con tanto vértigo, siento miedo de caer al vacío, lejos de ti.
Te odio, porque ya no busco mi felicidad, sino la tuya.
Te odio, por dejar a este humilde escritor sin palabras.
Te odio, porque me odias.
Te amo, porque te odio demasiado…

25 feb 2009

Coincidencias amorosas.


Se que últimamente parece que no hable de otra cosa, pero cuando me centro en algo todo a mi alrededor se empapa de lo que pienso. Y, a veces, como en este caso, el entorno influye demasiado en lo que pienso. Pensareis al leerlo que son demasiadas coincidencias, pero esta historia es real, me ha pasado hoy en el tren y he sentido la necesidad de contarlo.

Hoy en el tren un cúmulo de coincidencias me ha hecho reflexionar, como si me hiciesen falta coincidencias. Acaba de releerme el capitulo que habla de amor del libro “La seducción de las palabras” de Grijelmo, libro bastante popular, no se si lo conoceréis. El caso es que también andaba pensando en esto del amor y para colmo me pongo los auriculares y empieza a sonar la recopilación de canciones de amor que había seleccionado esa misma mañana. Toma ya, era todo perfecto, un buen momento para reflexionar sobre el amor. De no ser por dos señoras que se encontraban sentadas a mi lado. Mis auriculares van fatal y el volumen es limitado, lo cual contribuía a que mi atención se centrase, sin quererlo, repetidas veces en la conversación de las mujeres y, vaya tela, me cagaban todas las canciones con su conversación. Ahí estaba yo en mi mundo de amorosa felicidad y de vez en cuando escuchaba frases del tipo: “Pues sí, tu sigue adelante con el divorcio. No ha dicho él que va a por todas pues tú también.” “Ya pero es que yo quiero la casa, quiero quedarme con ella. Bueno de todas formas hablaré con el abogado.” Y volvían “Pues sí, definitivamente debes ir a por todas, sin miramientos, si la casa es tuya es tuya. Yo cuando me divorcié vendimos la casa y cada uno se quedó con una parte del dinero.”

¿A ver quien era el chulo que podía meterse en un ambiente amoroso con semejante conversación al lado? Y volvían “A mí la que me preocupa es la niña, no se acuesta hasta que llama su padre y cuando le llama, le habla muy mal y se enfada con él. Incluso a mí me habla mal y no se porque será, tendré que llevarla al psicólogo.” Yo pensaba “Ale, ya parió la burra. Señora, no soy todavía psicólogo, pero no hace falta serlo para saber el porqué de ese comportamiento, tal vez tenga algo que ver con el divorcio, no se, tal vez la tenga que ir al psicólogo sea usted...” Me he quedado con ganas de decírselo tal cual, pero en fin... Dado que no podía aislarme en la música empecé a aislarme en mis pensamientos. Recapitulando sobre esa extraña situación en la que me había, sin quererlo, visto inmerso. En el libro de Grijelmo había aprendido, entre muchas otras cosas, que el valor de las palabras “te quiero”, tan usadas por los amantes, no era un termino muy apropiado para expresar amor. En cambio, al decir “te amo” (termino poco usado por las parejas, por sonar, supuestamente, muy cursi.), se trasmite mucho más afecto y cariño. “Te amo” va más lejos del simple “te quiero”. Relacioné esa seducción del lenguaje con el amor libre que defiendo a capa y espada en este blog. Hasta encontrar la relación, bastante obvia, de que aquel que quiere algo es por que lo quiere para si mismo, quiere conseguirlo. “Yo te quiero para mí.” Ese “Para mí.” se suele eludir, pero sigue estando presente en el termino. En cambio ese “Yo te amo para mí” no tiene sentido, porque la acción de amar es libre. Comprendéis la relación de los términos con “mi” visión del amor. Los del amor atado al poder, dirán “Yo te quiero”. Los del amor libre dirán “yo te amo”. Al llegar a esto volví al tema de las señoras y me centré en una parte de la conversación anterior que corroboraba mi hipótesis. La frase que decía “Ya pero es que yo quiero la casa, quiero quedarme con ella.” Esa frase es un reflejo de que la relación entre ella y su “marido” era una relación de amor encadenado por el poder. Poder que rebrota con fuerza y furia una vez rotas las cadenas, en la separación de bienes del divorcio. Se podía cortar con cuchillo la rabia que creaba el tono de voz y las palabras que usaba la señora para referirse a temas de separación de bienes. El poder brotaba por su boca, incluso pedía ayuda a una tercera persona para conseguir más poder, el abogado. Posesión y querer van unidos. Pasión y amor van de la mano. Que cada cual elija las palabras apropiadas. Pensareis “muy bien, pero de todas esas coincidencias, la única que no has relacionado con tu reflexión es la música que escuchabas.” Pues incluso ahí, las coincidencias han influido. Lo he dejado para el final a modo de reflexión final. Pues en una de esas canciones de amor había una del gran Frank-T que decía una de las mejores frases que he escuchado en mucho tiempo. La frase decía “Yo te quiero tanto, que si no quieres que te quiera no te quiero, a eso se le llama amor.” No encuentro mejor frase para definir el amor. Cuanta razón tiene el maestro del rap al decir esa frase. El amor va más allá de lo que uno quiere, es devoción libre y pasional hacia algo superior al propio individuo...


21 feb 2009

Amor de lobo.



Como veo que el texto anterior sobre el amor ha causado sus rifirrafes, me he tomado la libertad (Cómo no) de remasterizar el texto abreviándolo y añadiéndolo a la metáfora lobuna que tan envalentonadamente está ampliándose. De este modo creo que la cosa quedará zanjada y clara. (Además me apetecía poner la imagen del lobo con la rosa, que me gusta mucho.)


Imagínese a dos cánidos. Uno de ellos es un perro atado a un pesado mástil con una cadena de hierro de gruesos eslabones. Su dueño, no se preocupa en darle comida, cariño o cuidados necesarios, pues sabe que su perro no puede escaparse. Pero con el tiempo puede que el perro consiga librarse de las cadenas y pirarse bien lejos en busca de comida. De vez en cuando le lanza las sobras y algún que otro gesto de cariño.


El otro cánido es un lobo que se pasea libremente, sin ninguna atadura. Encuentra a alguien que le ofrece cariño, cuidados y comida. A esa persona no le importa que el lobo se vaya a dar una vuelta, no le importará que sea libre, sabe que volverá a casa. Pues el lobo se siente a gusto con esa persona y no comerá en ningún otro lugar si está saciado y contento con ella. ¿Cuál de los dos cánidos creéis que será más feliz? No hace falta decir nada más… Tal vez añadir para aquellos despistados que la metáfora del perro representa al amor encadenado por el poder y la del lobo representa al amor libre de todo poder. Pues eso, a veces tener tanta libertad te hace aferrarte con más cariño a lo que ya tienes…

18 feb 2009

¿Existe el amor?

Si vais en busca del amor, dejad de buscarlo, no existe. El amor no es más que compromiso, responsabilidad y una lucha de poderes, todo junto, agitado y revuelto. El amor no es más que un mecanismo de coacción y manipulación mediante el cual dos personas se aprovechan mutuamente la una de la otra en un tira y afloja por conseguir el poder. ¿No me creéis? O acaso ¿No queréis creerme? Pensadlo bien, en la sociedad actual las cosas van de la siguiente forma: Uno se enamora de alguien, le dice que el amor que siente por esa persona está por encima de todo (la primera mentira), pero luego resulta que al chico se le van los ojos detrás de otras mujeres. Ella le descubre y se enfada, ella le quiere solo para ella, quiere que solo tenga ojos para ella. El primer indicio de que el amor implica posesión y sumisión. Ella empieza a desconfiar de él, le controla y actúa como una celosa, no soportaría que le robasen a su chico, es suyo y ella su dueña. Empieza la tiranía del amor, continuas discusiones y peleas por culpa de la desconfianza. Ella ya no tiene miedo a que él deje de quererla, tiene miedo de que otra se lo robe. Está dispuesta a discutir con él, a poner en jaque su amor, por impedir que él salga con sus amigos de fiesta, evitando así que le pueda ser infiel. Él se mosquea, no soporta verse como un calzonazos, no soporta que ella le mangonee. Empieza a arrepentirse de haberse declarado, piensa que la boda le demostrará a ella que él la quiere de verdad. Pero la boda no es más que otra prueba de la corrupción del amor, que irónicamente se vende como el mayor acto de amor que pueden realizar dos personas. Y un huevo… Me niego a entenderlo de ese modo ¿De que sirve tanta parafernalia? ¿Por qué es necesario someter el amor al poder de la iglesia o al poder judicial? ¿Qué mierda de amor es aquel que una tercera persona trata de atar a través del poder? ¿Qué mierda es esa? Una bien grande porque desde que se casó las cosas van de mal en peor para la pareja. La monotonía y los celos de ella, impedían que él intentase complacer a su amada, impedía que su amor se avivara. La frialdad de ella iba ahogando el fuego. Él harto de ser un calzonazos, ella, harta de que su chico saliese tanto con sus amigos. Él una noche decide serle infiel, ella, no se entera. Él encuentra en la nueva chica lo que no encontraba en su esposa, esa entrega, ese amor. Su mujer al final se entera, divorcio, separación de bienes, todo bajo el yugo del poder se rompe. Él por fin es feliz con su amor, pero ahora es él, el que desconfía. Piensa, si yo he sido capaz de serle infiel a mi mujer esta puede hacerme lo mismo. Vuelven las discusiones, las peleas, la falta de libertad, los maltratos. De hecho ¿Cuál es la típica escusa que utiliza todo maltratador? Le pegaba porque era mía. La nueva lacra, la nueva epidemia que se cierne sobre este y otros países viene producida por la tiranía del amor. Los maltratos no son más que el fruto de un amor atado entre cadenas de poder. Ella tiene miedo al divorcio, tiene miedo porque en un momento determinado se lo entregó todo a él. Siente que se quedará sin nada si se queda sin él. ¿Tal vez deberíamos prohibir que la gente se case? Pero eso supondría un trauma para la iglesia ¿De que iban a vivir entonces? Muchos estaréis pensando, casarse es algo bonito, no tienes porque prohibirlo. Pero ese argumento no me vale, yo no le podría decir a una chica cuyo novio es un futuro maltratador que se case con él porque casarse es bonito, estaría condenándola (Aunque como entenderéis, no estoy programado para prohibir nada, no es mi estilo, yo prefiero aconsejar y luego cada cual que haga lo que le salga de los… Además aunque tuviese el poder de prohibirlo ¿Qué clase de lobo sería si me entregase al poder?) Como veis el amor no existe, hoy en día está infravalorado, es más me atrevería a decir que no tiene valor alguno, que es todo poder. Sin ir mucho más lejos en el tiempo, mirad San Valentín. Es la mayor prueba de todas de que el amor está infravalorado. Por favor ¿Soy el único que piensa que San Valentín no es más que un día de consuelo para todos aquellos que no han amado el resto del año? De qué sirve dedicarle un día al amor, si el resto del año lo pasamos discutiendo con cara de asco. (Ocurre lo mismo con el día de la paz.) Yo, como siempre voy contracorriente, pienso pasarme el día de San Valentín con cara de asco, para así poder amar los 365 días del año.

Pero no temáis, para todos aquellos que crean en cuentos de hadas y en el amor, les diré que no lo tienen perdido. El amor existe, simplemente hay que librarlo de esas pesadas cadenas para que pueda fluir. Un amor que fluye es amor, es amor de bestias, amor de lobos… Él se enamora de una chica, le confiesa su amor, ella le dice que siente lo mismo. Él no tenía miedo a que ella le rechazara, para él, el amor es algo que fluye, un rechazo es tan solo un golpe que le encamina hacia alguien que le quiera de verdad. Muchas le rechazaron, pero por fin sabe que lo que él siente por ella es directamente proporcional a lo que ella siente por él. Sabe que cuanto más amor le muestre sin llegar a ser un pesado, más enamorada estará ella de él. Aunque a simple vista esto pueda parecer un acto de coacción e interés, hay algo más. Ya que en el amor entre bestias no hay lugar para la coacción, los celos, la posesión, las infidelidades, las mentiras, la imposición de poder... No hay lugar para nada de eso porque este tipo de amor va más allá de todo poder. Es un amor completa y absolutamente libre, sin ningún tipo de ataduras. “Un amor tan libre no puede durar, tarde o temprano aparecerán infidelidades, con tanta libertad es normal.” Eso pensaría todo ser instaurado en la sociedad del poder como unificador de esta. Pero las bestias saben que no hay mayor acto de amor, mayor incluso que el pésimo acto de casarse, que confiar plenamente en el ser amado. Entra en juego la sinceridad, clave del éxito del amor entre bestias. Confían tanto el uno en el otro que pueden hablar sin miedo de cualquier tipo de cosas. Un día ella le cuenta que hay un chico en su trabajo que le gusta, que le gustaría enrollarse con él. Su novio se ríe y le dice “Pues ¿A qué esperas? Díselo a él, si cae bien y sino pues no pasa nada.” Ella sonríe, le dice “Pensé que debía decírtelo antes.” Él sonríe y contesta “Me parece bien, pero sabes que te quiero, sabes que tu felicidad está por encima de la mía. Mientras tú me quieras no tengo de que preocuparme.” Ella sonríe “¿Cómo no voy a quererte? Eres lo más grande que me ha pasado, ese tío es tan solo un capricho. Bueno, si me lío con él ya te contaré, cariño.” La pregunta es ¿Pensáis que él es idiota por actuar así? ¿Parece un poco idiota no? Deja que su novia le ponga los cuernos como si nada. Pero el amor es lo que tiene, que vuelve idiota a la gente. ¿Seguro que es tan idiota como parece? Pensad que cualquier otro día puede ser él el que quiera liarse con otra chica por capricho. ¿Ahora pensáis que es un capullo? Yo pienso que es un tío de lo más feliz, con una novia de lo más feliz que le quiere tanto o más como él la quiere a ella. Ya es más de lo que puedo decir de la otra pareja, la de la tiranía de amor. De ellos pienso que son los verdaderos idiotas, idiotas por ahogar su amor entre tanto poder. De nuevo parece ser que “mi teoría” vuelve a corroborarse, sin poder la gente es más feliz, porque sin poder son más libres. El amor no debe poseer a nadie, debe fluir como un río y cada cual debe ser libre de decidir sobre que aguas navegar…

Disculpen si el texto está un poco espeso, pero redactar lo que pienso a veces es tan complicado…