9 abr 2009

Capítulo 4. La reforma y el misterio...

Los chicos se habían propuesto restaurar toda la primera planta en el trascurso de una semana. La segunda planta quedaba pendiente para la semana siguiente y ni siquiera se habían molestado en explorarla. Tras una semana de arduo trabajo, los avances que se observaban en la planta baja eran increíbles, los chicos habían limpiado paredes y suelo para, posteriormente, barnizarlos. Se habían retirado los listones de las ventanas, las habían limpiado y habían repuesto los cristales rotos. Con la iluminación del exterior y el barniz, la casa relucía como si estuviese aun por estrenar. Se restauraron los muebles que se pudieron salvar y los que no tenían utilidad alguna fueron desechados.
La instalación eléctrica era muy vieja, con cables gruesos de cobre revestidos con tela barnizada como aislante, todo un peligro, pero, por suerte, el Ingeniero, también apodado el Chispas por su gran devoción por la electricidad y la tecnología, realizó una eficiente y moderna instalación eléctrica. Instalación que permitía enchufar la nevera y el equipo de música que habían incorporado en la casa los chicos, hay que decir que la nevera era vieja y ya no la usaba nadie, pero funcionaba y eso les bastaba. Los chicos podían gastar toda la electricidad que quisiesen, sin cargar la factura al viejo dueño de la casa, ya que debido al reducido tamaño del pueblo, todo el suministro eléctrico era producido por cuatro molinos de viento y diez placas solares. La instalación del agua corriente era un poco más compleja ya que ninguno de los jóvenes sabía nada de ese tipo de instalaciones y no sabían por donde empezar con ella, así que no tenían agua corriente en la casa.
El Poeta, que debería ser apodado en realidad el Artista de guante blanco, ya que destacaba su creatividad en cualquier arte, en sus ratos libres había dibujado un par de cuadros para decorar el salón con vivos paisajes del hermoso valle y estaba trabajando en un nuevo cuadro en el que aparecían los cinco amigos con pose de superhéroes en plan caricatura.
La Vehemente se encargaba de la decoración general, el Ingeniero discutía muchas veces con ella por la distribución de los muebles, ya que él buscaba la funcionalidad y ella la estética. Un día, la Vehemente, aprovechando que una de las paredes de madera, la que separaba la cocina del salón, estaba muy dañada debido a la humedad, decidió impulsivamente derribar la pared para unir el salón con la cocina, lo cual le dio a la casa un toque muy sofisticado. Este acto impulsivo de la Vehemente no molestó a sus compañeros, entre otras cosas porque les resultaba gracioso ver a su amiga, hacha en mano, ensañándose con la pobre pared que quedaba indefensa ante la alocada joven. Aunque en aquel momento de enajenación mental el Sincero no pudo evitar soltar el comentario “Tendremos que ir con cuidado con esta chica, si le dejamos hacer nos puede echar la casa abajo.”
El Sincero era el encargado de supervisar las decisiones y el trabajo, nadie tomaba decisiones sin consultarle, nadie salvo la Vehemente en determinados ataques de transición mental. Si alguien hacía algo mal o se podía mejorar él era el único que lo decia sin reparos.
Por último, el Anarco era el que más trabajaba. Parecía incansable, era como si le fuese la vida en restaurar aquella casa. Su secreto, cómo no, la libertad. Todos tenían un horario de trabajo que tenían que cumplir, un par de horas por la mañana y tres horas por la tarde, después de la siesta. Pero el Anarco no, el Anarco les propuso a sus cuatro amigos un cambio, él no tendría horarios y a cambio trabajaría una hora más al día. Sus compañeros aceptaron, entre otras cosas porque sabían que cuando el Anarco se sentía libre era capaz de todo y porque se fiaban de él. El resultado, el Anarco se pasaba prácticamente todo el día en aquella casa, incluso se quedaba hasta altas horas de la noche trabajando una vez instaladas las bombillas. Además con la flexibilidad de horario el Anarco prácticamente nunca trabajaba a desgana, lo cual se veía reflejado en el buen resultado de su trabajo. De no ser por él la casa no hubiese mejorado tanto en tan poco tiempo.
El domingo ya disponían de una casa habitable, salvo por el problema del agua corriente, y allí estaban ellos, regocijándose en los cómodos sofás que habían restaurado y disfrutando de buen rock y de unos sabrosos aperitivos, aquello era vida. La Vehemente saltó del sofá, en el que se encontraba acurrucada junto al Poeta, y subió rapidamente por las escaleras al segundo piso. Temiendo cualquier locura el resto la siguió. Al subir vieron a la joven abriendo todas las puertas de los pasillos, comprobando que la mayoría de puertas escondían habitaciones con camas individuales. Lo cual tranquilizó a los chicos, ya que en la planta baja solo había un gran salón, una cocina y un cuarto de baño inutilizado por falta de agua corriente, por suerte arriba abrían unos cuatro dormitorios, uno de ellos más grande por ser de matrimonio. Tras abrir la puerta de la habitación de matrimonio la Vehemente le lanzó una pícara mirada al Poeta y todos supieron para quien sería la habitación de matrimonio. El Poeta se sonrojó ante la mirada burlesca de sus compañeros que le observaban con cara de pillos. Tenían bastante trabajo en la planta de arriba, pero nada que no pudiesen arreglar. Los chicos, al ver a la Vehemente tan desesperada, parecía estar buscando algo, le preguntaron que era lo que intentaba descubrir y ella respondió mientras abría viejos armarios llenos de ropa vieja y apolillada:
Veréis, le conté a mi abuelo que estábamos reformando la vieja casa y este me dijo que esta casa esconde viejos recuerdos, recuerdos que el pueblo entero quiere olvidar. Me aconsejó no rebuscar en los recuerdos y me dijo con lágrimas en los ojos que los recuerdos, buenos o malos, hacen daño al ser recordados después de tanto tiempo. Yo pensaba que lo decía porque en esta casa vivió alguien importante para el pueblo o algo así, pero no quise darle mucha importancia entre otras cosas porque mi abuelo suele dramatizar mucho e inventarse muchas historietas, llevo sus genes, le conozco. Pero el caso es que tras días insistiéndole, no ha querido soltar prenda, así que me he propuesto descubrirlo por mi misma. –Todos se pusieron a rebuscar por los cajones tras aquel misterio que se había formado en torno a aquella vieja casa.

Tras unos minutos de búsqueda en los cuales no encontraron más que trapos viejos, el grupo se detuvo ante una puerta cerrada con llave, la habitación parecía bastante grande, la joven preguntó:
Esta cerrada con llave ¿Qué hacemos ahora?...– Antes de que nadie pudiese responder, se tuvieron que apartar porque el Anarco, al grito de “Me cago en la propiedad privada”, lanzó una patada a la puerta y la frágil cerradura dejó de cumplir su función.
Todos se asomaron para ver el interior de la sala desde el marco de la puerta y todos quedaron boquiabiertos, en especial el Anarco, al cual le brillaban los ojos al ver lo que aquella habitación guardaba…
Continuará…

(Bueno, se que este texto me ha quedado muy soso, pero espero haberos dejado con la miel en la boca. Si lo he conseguido, os tendréis que esperar a que pasen las Pascuas para saber que hay en la habitación. Pero no esperéis algo demasiado extraño, que luego os quejareis, jeje.)

2 comentarios:

Ácrata dijo...

Ahí va... ¡Hasta después de Pascua! Chun, chun, chun... qué intriga, jeje.
He visto la encuesta y, chico... me ha costado decantarme por uno, al final he escogido el Anarco (aunque quizás no me hubiera cargado la puerta tan efusivamente, jeje, ha sido gracioso eso). En fin, a disfrutar estas fiestas! :)
Un beso.

"La LoCa De LoS GaToS" dijo...

buffffff yo ya me he perdido empezare de nuevo a leerlo todo porque la primavera me tiene distraída joer jejeje un besiko