3 jul 2009

Capítulo 17. La vuelta a la tortilla.

Discordia bajó del coche con una chulería innata, era consciente de lo que pasaría a continuación así que se fue hacia el lago sin decir nada a nadie de los presentes. Los jóvenes se despidieron de la madre de la Vehemente y se dirigieron rápidamente al lago.
Al llegar se encontraron a Discordia contemplando el reflejo de la luna llena en el calmado lago. La rodearon con los brazos cruzados como quien pide a alguien explicaciones.
Por tu culpa nuestro amigo y la Vehemente se han enfadado. ¿Por qué lo has hecho?– Dijo con voz seria el Sincero.
Yo no he hecho nada, si se han mosqueado es porque así lo han deseado. Tenía que suceder y sucedió.
No me vengas con esas. Sabes muy bien que avivaste el fuego, de no ser por ti todo hubiese ido bien.– dijo el Anarco un poco irritado.
Una leve sonrisa burlona por parte de la joven aumentó a un más la tensión– ¿De verdad crees que hubiese ido bien? Si hubiesen seguido como si nada hubiese pasado al final el rencor les hubiese destrozado poco a poco. Simplemente les he ayudado a cortar por lo sano.
¿Por lo sano? Hemos perdido a una amiga y tenemos a un amigo completamente abatido. No se que entiendes tú por sano.– Refutó el Ingeniero, más calmado que el resto.
Estáis sordos o qué… Ya os he dicho que no fui yo, ellos tomaron esa decisión yo solo les aconsejé. ¿Qué culpa tengo yo de que ellos se dejen llevar? Que asuman las consecuencias.
Ahora mismo vas a llamar a la Vehemente y vas a decirle que todo ha sido culpa tuya.– Dijo el Anarco en suma tensión, no soportaba que dos de sus amigos estuviesen enfadados por tonterías.
Una carcajada fue la primera respuesta de la joven, la cual parecía disfrutar de aquella situación tan tensa– Definitivamente sois idiotas, me lo paso tan bien con vosotros chicos. Sucumbís con tanta facilidad a mis encantos que pensáis que podéis ganarme en mi terreno, pero os queda mucho por aprender. Nunca podréis superarme, porque soy yo quien os controla, no lo olvidéis…
El Anarco estaba decidido a darle un empujón, pero el Ingeniero le puso la mano en el pecho y lo retuvo sin mucho esfuerzo. Acto seguido, se interpuso entre el Anarco y Discordia y con voz calmada le dijo:
Mira, no vamos a entrar en tu juego, vamos a resolver esto de la forma más correcta. Pero si piensas que te consideramos nuestra enemiga estás muy equivocada, es más quiero que nos ayudes con una cosa que tenemos entre manos. Planeamos cambiar este pueblo para hacer que su gente sea más libre, más lógica, más sincera, más impulsiva y más creativa. Solo si lo conseguimos nos libraremos de ti. Tu trabajo es jodernos bien jodidos, como has estado haciendo hasta ahora, por cierto, no lo haces nada mal. Nuestro objetivo será utilizar todos los conocimientos que tengamos a nuestra disposición para frustrar tus planes. Te prometo que será muy divertido, nos lo pasaremos bien. Ya has cumplido tu primera misión, ahora vas a ver como lo solucionamos y aprendemos de ello ¿De acuerdo?
Demencia tragó saliva, ya no le gustaba tanto aquella situación. Ella disfrutaba creando problemas a los demás, pero el Ingeniero había girado la tortilla, ahora ya no les creaba problemas, les ayudaba a ser más fuertes. Agachó su gorra soltó un apresurado y leve “de acuerdo” y volvió a su casa sin volver la vista atrás.
Tanto el Sincero como el Anarco se quedaron mirando al Ingeniero con cara de incertidumbre. El Ingeniero sonrió como quien se alegra de realizar un buen trabajo e informó a sus amigos
Vamos tenemos que ir a hablar con el Poeta, si queremos vencer a Discordia tenemos que estar unidos aunque nos falte la impulsiva. Chicos tenemos trabajo...
Continuará…

3 comentarios:

Ácrata dijo...

Le ha roto los esquemas a la bruja, ¡así me gusta! A ver si el Poeta se anima.
Un besote y buen finde!

Ana dijo...

Cómo me gusta el Ingeniero ^^ jaja Acabarán controlándola, ¡lo sé!
Un besito.

Transeúnte dijo...

Bueno, hace unos días que empecé a leerlo y me he enganchado.
Espero que publiques la continuación pronto, que se pone muy interesante ;D

Un saludo!