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19 oct 2009

Los ojos de una niña.

Una niña escucha como sus padres discuten:
¡Eso vete a trabajar, te importa más tu codicioso empleo que tu hija!
Si voy a trabajar es para poder alimentar a nuestro hija ¡Pero claro, eso tú no lo entiendes!
No estarás insinuando que no trabajo ¿verdad? Me gustaría verte a ti, cuidando de la casa y de la niña. Porque no sé si sabes que tienes una hija. Una hija que duda de si tiene o no padre.
Exageras, mira creo que lo mejor será que me vaya a trabajar…
Un portazo zanjó la conversación. Por la noche el padre vuelve a casa, agotado, tras un laborioso día de trabajo. Una vez dentro de casa se encuentra a su hija sentada en una de las sillas del comedor.
¿Y tu madre?
Mamá se ha ido, dice que no aguanta más.
El padre lanzó un suspiro, no era la primera vez que discutían, pero era la primera que llegaba tan lejos.
¿Ya has cenado?
Sí, mamá dejó la cena antes de irse. Papá, ¿por qué está enfadada mami?
Tu madre se ha enfadado porque no estoy nunca en casa.
¿Y por qué no estás nunca en casa?
Porque tengo que trabajar.
¿Y por qué tienes que trabajar?
Verás, los papás trabajamos para tener dinero.
Ah… ¿y para qué sirve el dinero?
El dinero sirve para cambiarlo por cosas.
¿Qué cosas?
Comida, ropa, juguetes… ya sabes, vas a la tienda y das dinero a cambio de cosas.
¿Sabes qué? Mi amigo Miguel me deja sus juguetes, me da su comida y cuando tengo frio me deja su chaqueta y nunca me pide dinero a cambio ¿debería darle dinero?
No, Miguel es tu amigo y te da esas cosas por ser tu amigo. No tienes porque darle dinero, aunque no estaría mal que también le regalases algo tú ya que Miguel tambien es tu amigo.
Entonces, mamá se ha enfadado porque no tienes amigos… Si tuvieses amigos como Miguel tendrías comida, ropa y juguetes sin necesidad de trabajar para ganar dinero. De ese modo estarías más tiempo en casa y mamá no se habría enfadado.
El padre descolocado por la respuesta de su hija trató de responder.
Verás, no es tan sencillo. Si nadie trabaja y todos regalasen cosas a sus amigos al final todos se quedarían sin nada.
¿Por qué?
Porque, si tu regalases tus juguetes a tus amigos, te quedarías sin juguetes ¿no?
Sí, pero a mí también me regalarían juguetes porque tendría muchos amigos.
Eso puede funcionar con vosotros, pero en el mundo de los adultos las cosas no van así. Los adultos tenemos que trabajar para conseguir cosas.
Jo, pues menudo royo ser adulto. Como no tienes amigos, solo puedes conseguir cosas molestando a las únicas personas que realmente te quieren, yo y mami. Mi consejo, papi, es que intentes hacerte amigo del verdulero, del carnicero, del sastre y del dueño de la tienda de juguetes, así no tendrás que trabajar y pasarás más tiempo en casa y mami no se enfadará contigo. Es muy sencillo papi, solo tienes que hacer amigos ¿tan difícil resulta para un adulto hacer amigos de verdad?

El padre, francamente sorprendido por la respuesta de su hija, se quedó sin palabras. Acto seguido la niña se fue a su habitación y volvió con dos muñecos. El padre al ver como los metía en su mochila del colegio le preguntó.
¿Para qué son esos juguetes?
Son para Miguel, ya no los uso casi y sé que a él le harán más ilusión. Con lo difícil que está encontrar amigos de verdad siendo adulto, no puedo arriesgarme a perder a Miguel. Parece mentira papá, tú deberías saberlo. Tal vez te resulte más fácil hacerte amigo del carnicero si le regalas tu alguna cosa antes, si quieres te doy un muñeco para que se lo regales, toma.
La niña extendió su brazo para ofrecerle uno de sus muñecos a su padre.

Como podéis ver la vida se ve maravillosa desde los ojos de un niño, solo queda una pregunta por hacer y permitidle a este niño ser el que le dé forma: ¿Que nos impide a los adultos ver el mundo tal y como lo ven los niños?

23 mar 2009

¿Por qué los ignorantes no pueden ser felices?


(Esta historia no está basada en hechos reales cualquier coincidencia con la realidad es mera coincidencia.)
Voy conduciendo, un coche de policía me ordena que me detenga. Detengo el coche y bajo la ventanilla. El señor agente se aproxima a mi ventanilla deteniéndose en su trayectoria para escupir y darle un golpecito a la rueda trasera de mi coche.
–¿Dónde cree que va a estas horas de la noche?
–Vuelvo a casa señor agente.
–¿Algo ilegal que declarar? ¿Algo que debiera confiscarle?
–Señor Agente, lo único ilegal y confiscable que poseo son mis ideas. No obstante, me equivoco. Mis ideas nunca podrán ser confiscadas. Si quiere, entre dentro de mí y lléveselas. Pero si va hacer eso le ruego que lo haga con cuidado, soy tan profundo que a veces caigo dentro de mi mismo y no hay quien tenga huevos de sacarme ¿sabe? y le aseguro que no le gustaría quedarse atrapado ahí dentro, amigo.
–¿Me estás vacilando?
–En absoluto, le ruego mil disculpas, parece ser que mis palabras han sido malinterpretadas. Tan solo trataba de ser transparente se lo juro. Sueño con poder ser tan trasparente que ni siquiera las puertas automáticas se abran a mi paso pero no es fácil ¿sabe?
–¿Y a mi que me importa eso?
–Típica respuesta de la mayoría de personas. Dicen que la ignorancia también da la felicidad, aunque su cara de mosqueo dice todo lo contrario, amigo.
–Ahora si que me estás tocando las narices, esta cara de mosqueo es por tu culpa ¿Quién te has creído que eres?
–Lo ve, solo intento ser un amigo ¿Reacciona con esa cara de mosqueo con todo aquel que intenta ser su amigo? De ser así creo que estará usted muy solo.
–¿Y usted, es tan tocapelotas con todos sus amigos? Por que de ser así estará usted muy solo.
–No le voy a mentir, reconozco que la soledad ha sido mi compañera en muchos viajes, de hecho y como puede observar, viajo solo. ¿Pero sabe qué? Esos momentos de soledad me han ayudado a darle importancia a las cosas, cosa que usted ha demostrado no apreciar por ser un ignorante. Verás, cuando no se tiene nada. Cuando uno no escucha, no ve, no siente nada y solo se tiene a sí mismo. Es entonces cuando uno aprende a ser autárquico, aprende a dominarse a sí mismo, es cuando realmente uno se conoce. Conocerse es el camino más rápido para conocer a los demás y después de años de meditación he aprendido a respetar a los demás tanto o más de lo que me respeto a mí mismo. Y si le molesta esta charla le ruego me lo haga saber y dejaré de molestarle. Como comprenderá no es mi intención faltarle al respeto y si se siente molesto u ofendido le pido disculpas.
–No, siga, creo que hay verdad en sus palabras.
–Muy bien, primero permítame presentarme debidamente. Soy un franco poeta que escribe en prosa. Soy el inventor de los sueños. Soy la marioneta que, tras cobrar voluntad propia, ha decidido cortar sus cuerdas aun a riesgo de desplomarse contra el suelo. Soy el rey que proclamaría la republica. Soy el gobernante que proclamaría el anarquismo. Soy el magnate empresario que proclamaría el comunismo. Soy el Dios que proclamaría el ateismo. Soy el que soy, tan solo uno más y nada más.
–Vaya me deja usted atónito ¿Cómo puede uno ser como usted? Parece tener las ideas tan claras.
–Parecen claras y simples, pero no olvide que incluso las cosas más simples forman parte de un entramado de cosas más complejas. Ser como yo es fácil, lo complicado es no dejar de ser uno mismo. La clave está en aprender a manejar la bipolaridad, jugar con los opuestos. De ese modo puedo ser tan frío como los hielos de Groenlandia y tan calido como el sol que los derrite. Tan activo como los peces que nadan en un lago y tan tranquilo como aquel que los acoge en su seno, el lago. Tan alegre como la primavera y tan triste como el otoño. Tan lleno de vida que amo incluso la muerte.
–La bipolaridad es hermosa, pero no hay que olvidar que es un caos…
–Lo se, es un caos precioso. Está llena de contradicciones. Mira, si vemos la vida a simple vista, parece complicada. Pero si la analizamos de una forma más compleja, separando cada una de sus partes, descubrimos que la cosa es bien sencilla. La vida es un complejo entramado de cosas simples. ¿Recuerdas que hace unos minutos he lanzado la hipótesis de que los ignorantes como tú no son realmente felices?
–¿Cómo no recordarlo?
–Bien pues junta eso con el hecho de que la vida es un complejo entramado de cosas simples y hallarás la respuesta a la pregunta “¿Por qué los ignorantes no pueden ser felices?” La respuesta, amigo mío, es que los ignorantes no saben apreciar las pequeñas cosas simples que forman su vida. Piensan que la vida es complicada, la contemplan a simple vista y para ser felices no se les ocurre otra cosa que mirar hacia otro lado sin ser conscientes de que la vida está por todas partes. Sin ir más lejos, tú al inicio de esta conversación eras un ignorante que pensaba que la vida era complicada. Un ignorante que sentía la necesidad de actuar de esa forma tan esquematizada y compleja como la vida que contemplaba, actuando como actúan la mayoría de policías, esteriotipados ya por la sociedad como unos chicos serios y con ganas de pocos amigos. Pero un elemento tan básico, como este simple ser humano que ahora le habla, se le ha cruzado por delante en su labor compleja de ser el poli malo de la película. Este elemento simple le ha demostrado que, en la vida, antes de ser policía se es persona. No lo olvide nunca, ni usted ni nadie de los que tras leer esto, se puedan acomplejar por la complejidad de una sociedad de prototipos, etiquetas y prejuicios. Si de verdad queréis ser felices sed vosotros mismos, tan simple como eso…

25 ene 2009

Diálogo entre perro y lobo.



-Señor, permítame que le diga que usted no es un lobo.
-¿Cómo dice?
- Ya sé que le causa tremenda decepción oirlo, pero alguien debía de decírselo.
-¡Imbécil! ya sé que no soy un lobo, soy una persona, ¿Qué ha bebido?
-¿Se ha dado cuenta? de lobo tiene usted poco. Aunque lo niegue profundamente, es sólo un perro, un caniche que necesita tener un dueño detrás todo el tiempo que le diga lo que puede o lo que no puede hacer.
-Soy su jefe, ¿Quién cojones me dice a mí lo que tengo que hacer, eh? se está jugando el despido.
-Es usted un perro, no mi jefe. Asimílelo ahora, después, la caída será más dura.
-Pero... estoy alucinado... contésteme, ¿quién es mi dueño?
-Usted mismo. Ladra, muerde a sus empleados, como si fuéramos menos que usted. Habla de respeto y se lo estoy teniendo, pero ¿sabe? no es porque usted lo imponga. No impone respeto, sino pena.
-Está usted despedido.
-Oh, vaya... debí suponer que esto pasaría. No lo asume, claro... me lo debí imaginar.
-Sr. Sánchez, está prohibido beber en horario laboral, lo sabe desde el primer día.
-¿Cree que mi sinceridad y buena intención se debe al alcohol? qué pena. Verá, ya que veo que tiene usted la mente muy cerrada, voy a aclarárselo.
-Bien... rapidito, que tengo una reunión dentro de veinte minutos.
-Eso dependerá de usted. ¿Usted se siente bien cuando nos menosprecia y humilla?
-Yo hago mi trabajo, sois una pandilla de incompetentes, demasiado bien me comporto.
-Confirmado. Es usted un perro que necesita morder a los demás para sentirse más poderoso. Está lleno de complejos, le salen los complejos por sus orejas peludas, vaya... va de lobo pero, en realidad, sabe de sobras que es un chucho mimado, que necesita contínuamente escuchar lo que desea escuchar, aunque sea mentira. Es usted un esclavo de si mismo y de sus mentiras.
-¿Es usted consciente de sus palabras y de sus consecuencias?
-A diferencia de usted, señor, yo quiero ayudar a las personas, por mucho que me hayan dañado y por mucho que me dañe al hacerlo. Y la manera que tengo de ayudarle es diciéndole la verdad. Quítese de una vez la careta de lobo, que no le pega en absoluto.
-¡¡Qué lobo ni qué lobo!!
-Un lobo, señor, es aquel que cree en si mismo, que no necesita cohibir la libertad de nadie para sentirse bien, ya que con su libertad le sobra. Es aquel que no necesita ni seguir, ni que le sigan.
-Tú tampoco eres un lobo entonces, tú me sigues a mí.
-...Con perdón, es usted corto de entendederas, no ha entendido absolutamente nada. Yo me gano la comida, asiento y después hago lo que me pasa por las narices, no le sigo en absoluto. ¿Sabe? tendría que agradecérmelo, porque seguro que soy la primera persona que no le regala los oidos, que no le sigue la corriente, y que no hace que la creencia de que es un lobo crezca erróneamente.
-No voy a perder más el tiempo con usted, se le ha ido la olla completamente. Está despedido, obviamente.
-Problema suyo, si quiere marcharse, márchese. Yo no le he obligado a que me escuche, y sin embargo aquí sigue. Si quiere despedirme, tranquilo, no se tome la molestia, pensaba marcharme después de todo. Haga lo que le pase por los huevos, con perdón. Pero que sepa, que haga lo que haga, no dejará de ser el más perro de todos.
-¿Qué hay que hacer para ser un lobo... si puede saberse?
-Creer en uno mismo. No dejarse llevar por la inercia del poder y ser humilde. Lo siento, lo tiene usted muy complicado. He hecho lo que he podido, hasta nunca, perro.