2 jul 2009

Capítulo16. El adiós...

Una sombra avanza apresurada entre las sombras, en el silencio de la noche se podía escuchar el sonido de cada charco que pisaba inconscientemente aquella silueta nocturna. Se dirigió a la casa de Discordia, llamó a la puerta con brusquedad. Nadie le respondió, la furgoneta de su padre tampoco estaba, lo cual indicaba que habían salido del pueblo. La sombra se paró unos segundos ante la casa de la Vehemente, pero con un giro brusco de cabeza continuó su andadura. La sombra llegó a la vieja casa y tras atravesar el marco de la puerta la luz del interior dejó visible la figura del Poeta, con los pies ungidos en barro. El ingeniero fue el primero en percatarse.
¿Por qué no vienen contigo Vehemente y Discordia?
No he pasado a por la Vehemente, esta tarde tuvimos una fuerte discusión. Aunque le hubiese llamado a su puerta de rodillas no hubiese venido conmigo os lo aseguro. Nuestra amistad ha terminado y lo peor de todo es que creo que Discordia tiene algo que ver, la vi salir con una sonrisa de oreja a oreja de casa de la Vehemente antes de hablar con ella.– El Poeta hablo con toda la serenidad que le caracterizaba.
Le comería la cabeza como te la comió a ti. ¿Cómo puede ser tan mezquina una persona? ¿Por cierto donde está?– dijo algo enojado el Sincero.
Pues he pasado por su casa, porque quería pedirle explicaciones, pero no había nadie y el coche tampoco estaba.
Con un poco de suerte se ha ido bien lejos y no vuelve.– sentenció el Anarco.
Sí, pero el daño ya está hecho.– dijo el Poeta, cabizbajo y con voz la voz triste y apagada.
Tonterías, ahora mismo vamos a hablar con la Vehemente y verás como entra en razón.– Trató de animar el Sincero.
Haced lo que queráis…– dijo el Poeta mientras avanzaba dando tumbos con la cabeza gacha hacia el sofá donde se dejo caer cual saco de patatas. Aunque pareciese abatido, el Poeta estaba aprovechando la tristeza y la amargura como inspiración. El Poeta tenía un lema que le ayudaba en los momentos como ese, decía “Cuando un poeta se inspira en la amargura, lluvia de ideas segura.”. El Poeta sabía que de toda aquella tristeza sacaría material para un par de textos y alguna que otra rima. Parecía abatido, pero en realidad estaba volando por un mar de pensamientos tristes buscando la inspiración que traería luz a su vida. Sus compañero lo sabían por eso no se preocuparon por él. Los tres salieron de la casa y se plantaron rápidamente en casa de la Vehemente. Llamaron y les abrió su madre.
…Lo siento pero mi hija no está en casa. Nos pidió que la llevásemos a la ciudad, decía que tenía cosas que solucionar allí y que hasta que no terminase no volvería al valle, pensé que se había despedido de vosotros…– La noticia desconcertó a todos, una furgoneta pasó por detrás de ellos, en su interior pudieron ver a una joven de sonrisa macabra que ocultaba su mirada bajo la visera de una gorra harapienta…
Continuará…

2 comentarios:

Ácrata dijo...

Le borraba yo la sonrisa macabra a la tía... psssé xD.
Estoy impaciente por saber como sigue esto.
Un beso.

Ana dijo...

No, ¡si al final se saldrá con la suya! A ver si consiguen enfrentarse a ella, que con el carácter que tienen no sé cómo no lo han hecho ya.
Un beso.