9 ene 2009

Aquel chico...


Andaba yo absorto, en el tren, de vuelta a casa. Estaba en un estado mental óptimo, como siempre que escucho hip hop, centrado en la melodía, la base, en la letra, disfrutando como un niño. Entonces escuchando la canción de Desterrados “Aquel chico” uno de los últimos estribillos atravesó mi cabeza:

“No lo puedes evitar

Siempre miras al pasado

Y aunque pueda parecer igual

Todo ha cambiado.

No podrás recuperar

Lo que el tiempo te ha robado

Solo queda recordar

Hoy que el día está nublado”

La canción era pura melancolía de un niño hecho adulto. El cantante repasaba su infancia letra a letra y me dio por pensar…

Pensé en cómo fue mi infancia y me estremecí, no pude recordar ninguno de esos momentos propios de los niños, salvo numerosas rabietas. Ni siquiera de pequeño era capaz de decir las cosas sin pensármelo dos veces, no podía tomar decisiones a lo loco, siempre fui el más educado en clase, no recuerdo haberme portado mal en ninguna clase, crecí demasiado rápido, tomé responsabilidades a muy temprana edad. Muchos me lo decían eres un niño con la mentalidad de un adulto. Y así me comportaba. No era más que un niño frio, distante, callado, siempre andaba pensando en algo. Y así siguió mi vida, pocas han sido las niñas que se han atrevido a acercarse a ese frío niño. Quiero pensar que madurar tan rápidamente servirá de algo, pero lo único que he hecho hasta hoy en día ha sido pensar. Algo que los niños no deben hacer, llevo casi quince años tomándome la vida muy enserio. Llevo quince años analizando la vida, tratando de hallar la felicidad y, tarde, me he dado cuenta que la autentica felicidad reside en la infancia, en nuestra alma de niño, en aquello que apenas he conocido. Mi única esperanza es pensar que mi niño anda oculto bajo una apariencia de adulto, que logró filtrarse en ese mundo de adultos para devolverles la inocencia, para guiarles a Nunca Jamás, para guiarles a Dêmêns, la ciudad de los eternamente niños. Conocí a un pequeño grupo de personas cuyo carácter no comprendían los adultos, algunos de ellos con apariencia de adulto otros con la apariencia de joven adolescente. Eran niños perdidos, incomprendidos en un mundo de adultos. Siento hondo respeto y satisfacción cada vez que estoy con ese tipo de personas, porque evitan que mi niño muera y me dan fuerzas para cumplir la promesa que me hice a mi mismo, la promesa de conseguir una ciudad donde los habitantes sean eternamente niños. Gracias a todos, chicos y chicas, niños y niñas. Mirar atrás es menos duro si estoy a vuestro lado. Nunca olvidaré aquella frase que decía: “Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso aprovechan el presente.” Mi pasado fue robado, mi futuro incierto, mi presente… feliz, si estoy rodeado de gente con alma de niño…

3 comentarios:

Ana dijo...

¡Qué bonito!^^
A mí también me da la sensación a veces de que no aproveché mi infancia. Quizá por eso ahora pelee constantemente con el mundo, enrabietándome como una niña pequeña, he quedado atrapada en mi ilusión de tener una infancia para poder recordar. Uy, qué filosófica me he puesto jeje.
Es precioso tener alma de niño...
Un besito.

Ácrata dijo...

Me he sentido muy identificada contigo, yo nunca me he dejado llevar porque siempre he de pensar todo lo que he de decir o hacer y, la verdad, lo odio porque después me doy cuenta de que en realidad no he disfrutado. No me puedo quejar de mi infancia, pero siempre me he sentido como "la rara", lo mayores me decían que era por mi madurez, y aun lo siguen diciendo.
En cierta manera discrepo un poco en lo de que la felicidad reside en la infancia, ya que creo que la felicidad simplemente son momentos, los cuales están repartidos por todas las etapas de la vida, a veces momentos largos y otros de sólo un segundo,eso sí; vienen cuando menos los esperas.
Así que vive, disfruta de los momentos y aunque te lo diga alguien que no se lo aplica; no pienses tanto, ya que eso te impide dejarte llevar.
En fin, enhorabuena por lo del carné de coche, yo he de ponerme a ello.
Un beso.

cuenk dijo...

Para Ana: Considero que enrabietarte como una niña pequeña es algo positivo siempre y cuando se haga desde la certeza de que la causa es noble y justa. Con lo cual sigue así.

Para L. : La felicidad puede estar presente en muchas etapas de la vida, pero la autentica felicidad, aquella que perdura durante mucho tiempo es la que viene proporcionada por el amor y la amistad. Cualidades que según dicen solo los niños son capaces de entender y mantener. Solo los niños tienen el don de convertir esas amistades y amores en fondos inagotables de felicidad. Personalmente creo que amigos y amores se pueden tener durante toda la vida, siempre que el alma de niño se mantenga durante toda la vida. Era eso lo que trataba de explicar pero reconozco que las palabras no han sido las apropiadas para expresarme.