23 mar 2009

¿Por qué los ignorantes no pueden ser felices?


(Esta historia no está basada en hechos reales cualquier coincidencia con la realidad es mera coincidencia.)
Voy conduciendo, un coche de policía me ordena que me detenga. Detengo el coche y bajo la ventanilla. El señor agente se aproxima a mi ventanilla deteniéndose en su trayectoria para escupir y darle un golpecito a la rueda trasera de mi coche.
–¿Dónde cree que va a estas horas de la noche?
–Vuelvo a casa señor agente.
–¿Algo ilegal que declarar? ¿Algo que debiera confiscarle?
–Señor Agente, lo único ilegal y confiscable que poseo son mis ideas. No obstante, me equivoco. Mis ideas nunca podrán ser confiscadas. Si quiere, entre dentro de mí y lléveselas. Pero si va hacer eso le ruego que lo haga con cuidado, soy tan profundo que a veces caigo dentro de mi mismo y no hay quien tenga huevos de sacarme ¿sabe? y le aseguro que no le gustaría quedarse atrapado ahí dentro, amigo.
–¿Me estás vacilando?
–En absoluto, le ruego mil disculpas, parece ser que mis palabras han sido malinterpretadas. Tan solo trataba de ser transparente se lo juro. Sueño con poder ser tan trasparente que ni siquiera las puertas automáticas se abran a mi paso pero no es fácil ¿sabe?
–¿Y a mi que me importa eso?
–Típica respuesta de la mayoría de personas. Dicen que la ignorancia también da la felicidad, aunque su cara de mosqueo dice todo lo contrario, amigo.
–Ahora si que me estás tocando las narices, esta cara de mosqueo es por tu culpa ¿Quién te has creído que eres?
–Lo ve, solo intento ser un amigo ¿Reacciona con esa cara de mosqueo con todo aquel que intenta ser su amigo? De ser así creo que estará usted muy solo.
–¿Y usted, es tan tocapelotas con todos sus amigos? Por que de ser así estará usted muy solo.
–No le voy a mentir, reconozco que la soledad ha sido mi compañera en muchos viajes, de hecho y como puede observar, viajo solo. ¿Pero sabe qué? Esos momentos de soledad me han ayudado a darle importancia a las cosas, cosa que usted ha demostrado no apreciar por ser un ignorante. Verás, cuando no se tiene nada. Cuando uno no escucha, no ve, no siente nada y solo se tiene a sí mismo. Es entonces cuando uno aprende a ser autárquico, aprende a dominarse a sí mismo, es cuando realmente uno se conoce. Conocerse es el camino más rápido para conocer a los demás y después de años de meditación he aprendido a respetar a los demás tanto o más de lo que me respeto a mí mismo. Y si le molesta esta charla le ruego me lo haga saber y dejaré de molestarle. Como comprenderá no es mi intención faltarle al respeto y si se siente molesto u ofendido le pido disculpas.
–No, siga, creo que hay verdad en sus palabras.
–Muy bien, primero permítame presentarme debidamente. Soy un franco poeta que escribe en prosa. Soy el inventor de los sueños. Soy la marioneta que, tras cobrar voluntad propia, ha decidido cortar sus cuerdas aun a riesgo de desplomarse contra el suelo. Soy el rey que proclamaría la republica. Soy el gobernante que proclamaría el anarquismo. Soy el magnate empresario que proclamaría el comunismo. Soy el Dios que proclamaría el ateismo. Soy el que soy, tan solo uno más y nada más.
–Vaya me deja usted atónito ¿Cómo puede uno ser como usted? Parece tener las ideas tan claras.
–Parecen claras y simples, pero no olvide que incluso las cosas más simples forman parte de un entramado de cosas más complejas. Ser como yo es fácil, lo complicado es no dejar de ser uno mismo. La clave está en aprender a manejar la bipolaridad, jugar con los opuestos. De ese modo puedo ser tan frío como los hielos de Groenlandia y tan calido como el sol que los derrite. Tan activo como los peces que nadan en un lago y tan tranquilo como aquel que los acoge en su seno, el lago. Tan alegre como la primavera y tan triste como el otoño. Tan lleno de vida que amo incluso la muerte.
–La bipolaridad es hermosa, pero no hay que olvidar que es un caos…
–Lo se, es un caos precioso. Está llena de contradicciones. Mira, si vemos la vida a simple vista, parece complicada. Pero si la analizamos de una forma más compleja, separando cada una de sus partes, descubrimos que la cosa es bien sencilla. La vida es un complejo entramado de cosas simples. ¿Recuerdas que hace unos minutos he lanzado la hipótesis de que los ignorantes como tú no son realmente felices?
–¿Cómo no recordarlo?
–Bien pues junta eso con el hecho de que la vida es un complejo entramado de cosas simples y hallarás la respuesta a la pregunta “¿Por qué los ignorantes no pueden ser felices?” La respuesta, amigo mío, es que los ignorantes no saben apreciar las pequeñas cosas simples que forman su vida. Piensan que la vida es complicada, la contemplan a simple vista y para ser felices no se les ocurre otra cosa que mirar hacia otro lado sin ser conscientes de que la vida está por todas partes. Sin ir más lejos, tú al inicio de esta conversación eras un ignorante que pensaba que la vida era complicada. Un ignorante que sentía la necesidad de actuar de esa forma tan esquematizada y compleja como la vida que contemplaba, actuando como actúan la mayoría de policías, esteriotipados ya por la sociedad como unos chicos serios y con ganas de pocos amigos. Pero un elemento tan básico, como este simple ser humano que ahora le habla, se le ha cruzado por delante en su labor compleja de ser el poli malo de la película. Este elemento simple le ha demostrado que, en la vida, antes de ser policía se es persona. No lo olvide nunca, ni usted ni nadie de los que tras leer esto, se puedan acomplejar por la complejidad de una sociedad de prototipos, etiquetas y prejuicios. Si de verdad queréis ser felices sed vosotros mismos, tan simple como eso…

4 comentarios:

Ácrata dijo...

Has dicho muchos puntos que yo también pienso, (bueno... tampoco es una novedad, jeje) así que estoy de acuerdo con lo que has escrito.
Los ignorantes simplemente se dejan arrastrar, ya sea por un estereotipo como el poli de tu historia, o por algo tan carente de importancia como la moda. La inercia conduce la vida de los ignorantes. Y éstos, conformes con lo que la inercia les enseña no se paran en ir más allá y disfrutar de cosas tan simples como el saber cuáles son sus ideas y conocerse uno mismo, o lo que es lo mismo: Ser uno mismo. Cosas sencillas, pero juntas, complejas. Muy bueno, me ha encantado.
Un besote.

"La LoCa De LoS GaToS" dijo...

me mola la foto del poli jajaja tienes razón...los ignorantes no quieren conocerse a ellos mismos.un buen post!te felicito!
Besukos

Ana dijo...

La verdad es que yo no creo que los ignorantes no puedan ser felices. ¿Quién hay más ignorante que un niño? Y sin embargo, son los más felices. A veces saber demasiado puede hacerte sufrir (y lo digo por propia experiencia).
Otra cosa, según iba leyendo el texto, iba pensando: "en mi pueblo no hay polis así" jajajajaja.
Un beso :)

cuenk dijo...

Ana, es cierto que los niños son felices por ignorancia. Pero piensa que los niños aun no se han tenido que enfrentar a muchos de esos altibajos que trae la vida. Un niño no tiene prácticamente preocupaciones. Además los niños al ser tan inocentes corren el riesgo de convertirse en esos seres estereotipados que continuamente reconocemos por la calle. Los niños presentan una ignorancia diferente a la de los adultos. Más que ignorancia diría que es inocencia. Piensa que los niños son ignorantes por que aun les queda mucho por vivir, mientras que los adultos son ignorantes por que lo han elegido así.