24 feb 2009

Los origenes de mis Calambures.



Cuando algo gusta, creo que es apropiado hablar de sus orígenes. Además siento la necesidad de explicar de donde saqué ese afán por ese juego de palabras. Como todo “escritor” que se precie, tomé la técnica de los grandes escritores o poetas de la historia. En mi caso fue Quevedo, un cachondo mental, que se apostó con un amigo que era capaz de llamar coja a su Majestad (evidentemente su Majestad era coja, sino no hubiese tenido gracia la cosa.) Para ganar la apuesta se plantó ante ella con un clavel y una rosa y le dijo “Entre el clavel y la rosa, su Majestad escoja” Obviamente la frase que ganaba la apuesta era esta “Entre el clavel y la rosa, su Majestad es coja.” Pero a ver quien le reprochaba algo. Ganó la apuesta con sutileza y a mí me hizo gracia, pero pase un poco del tema con el tiempo. (Todo esto me ha servido para encontrarle el nombre a este juego de palabras, se llama Calambur, que en italiano significa bromear con la pluma.) Con el tiempo me llegó un verso de Antonio Machado: “Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa. Adivínala.” No dijo nunca la solución a esta adivinanza, o sí, la cuestión es que todos andan tratando de adivinar esa tercera cosa. Unos dicen que es el amor, otros la felicidad. Yo creo haber encontrado la palabra que más encaja en todo esto, la hiel. La amargura, y supongo que cuando uno está entre vivir o soñar, se puede sentir un poco amargo. O cuando despierta de un magnifico sueño y vuelve a la cruda realidad. Con este nuevo Calambur, me dije "esto mola, vamos a ver lo que puedo hacer yo". Bueno, pues eso es todo amigo, seguiré dándole a la cabeza para hacer más Calambures.

2 comentarios:

Ácrata dijo...

Muy interesante, la verdad, no tenía ni idea. A ti desde luego se te da de perlas, estaré esperando con ganas tu próximo Calambur.
Un besote.

Ana dijo...

Pues venga, ponte a ello que a mí me encanta leerlos jejeje.
Un beso.