25 feb 2009

Coincidencias amorosas.


Se que últimamente parece que no hable de otra cosa, pero cuando me centro en algo todo a mi alrededor se empapa de lo que pienso. Y, a veces, como en este caso, el entorno influye demasiado en lo que pienso. Pensareis al leerlo que son demasiadas coincidencias, pero esta historia es real, me ha pasado hoy en el tren y he sentido la necesidad de contarlo.

Hoy en el tren un cúmulo de coincidencias me ha hecho reflexionar, como si me hiciesen falta coincidencias. Acaba de releerme el capitulo que habla de amor del libro “La seducción de las palabras” de Grijelmo, libro bastante popular, no se si lo conoceréis. El caso es que también andaba pensando en esto del amor y para colmo me pongo los auriculares y empieza a sonar la recopilación de canciones de amor que había seleccionado esa misma mañana. Toma ya, era todo perfecto, un buen momento para reflexionar sobre el amor. De no ser por dos señoras que se encontraban sentadas a mi lado. Mis auriculares van fatal y el volumen es limitado, lo cual contribuía a que mi atención se centrase, sin quererlo, repetidas veces en la conversación de las mujeres y, vaya tela, me cagaban todas las canciones con su conversación. Ahí estaba yo en mi mundo de amorosa felicidad y de vez en cuando escuchaba frases del tipo: “Pues sí, tu sigue adelante con el divorcio. No ha dicho él que va a por todas pues tú también.” “Ya pero es que yo quiero la casa, quiero quedarme con ella. Bueno de todas formas hablaré con el abogado.” Y volvían “Pues sí, definitivamente debes ir a por todas, sin miramientos, si la casa es tuya es tuya. Yo cuando me divorcié vendimos la casa y cada uno se quedó con una parte del dinero.”

¿A ver quien era el chulo que podía meterse en un ambiente amoroso con semejante conversación al lado? Y volvían “A mí la que me preocupa es la niña, no se acuesta hasta que llama su padre y cuando le llama, le habla muy mal y se enfada con él. Incluso a mí me habla mal y no se porque será, tendré que llevarla al psicólogo.” Yo pensaba “Ale, ya parió la burra. Señora, no soy todavía psicólogo, pero no hace falta serlo para saber el porqué de ese comportamiento, tal vez tenga algo que ver con el divorcio, no se, tal vez la tenga que ir al psicólogo sea usted...” Me he quedado con ganas de decírselo tal cual, pero en fin... Dado que no podía aislarme en la música empecé a aislarme en mis pensamientos. Recapitulando sobre esa extraña situación en la que me había, sin quererlo, visto inmerso. En el libro de Grijelmo había aprendido, entre muchas otras cosas, que el valor de las palabras “te quiero”, tan usadas por los amantes, no era un termino muy apropiado para expresar amor. En cambio, al decir “te amo” (termino poco usado por las parejas, por sonar, supuestamente, muy cursi.), se trasmite mucho más afecto y cariño. “Te amo” va más lejos del simple “te quiero”. Relacioné esa seducción del lenguaje con el amor libre que defiendo a capa y espada en este blog. Hasta encontrar la relación, bastante obvia, de que aquel que quiere algo es por que lo quiere para si mismo, quiere conseguirlo. “Yo te quiero para mí.” Ese “Para mí.” se suele eludir, pero sigue estando presente en el termino. En cambio ese “Yo te amo para mí” no tiene sentido, porque la acción de amar es libre. Comprendéis la relación de los términos con “mi” visión del amor. Los del amor atado al poder, dirán “Yo te quiero”. Los del amor libre dirán “yo te amo”. Al llegar a esto volví al tema de las señoras y me centré en una parte de la conversación anterior que corroboraba mi hipótesis. La frase que decía “Ya pero es que yo quiero la casa, quiero quedarme con ella.” Esa frase es un reflejo de que la relación entre ella y su “marido” era una relación de amor encadenado por el poder. Poder que rebrota con fuerza y furia una vez rotas las cadenas, en la separación de bienes del divorcio. Se podía cortar con cuchillo la rabia que creaba el tono de voz y las palabras que usaba la señora para referirse a temas de separación de bienes. El poder brotaba por su boca, incluso pedía ayuda a una tercera persona para conseguir más poder, el abogado. Posesión y querer van unidos. Pasión y amor van de la mano. Que cada cual elija las palabras apropiadas. Pensareis “muy bien, pero de todas esas coincidencias, la única que no has relacionado con tu reflexión es la música que escuchabas.” Pues incluso ahí, las coincidencias han influido. Lo he dejado para el final a modo de reflexión final. Pues en una de esas canciones de amor había una del gran Frank-T que decía una de las mejores frases que he escuchado en mucho tiempo. La frase decía “Yo te quiero tanto, que si no quieres que te quiera no te quiero, a eso se le llama amor.” No encuentro mejor frase para definir el amor. Cuanta razón tiene el maestro del rap al decir esa frase. El amor va más allá de lo que uno quiere, es devoción libre y pasional hacia algo superior al propio individuo...


3 comentarios:

Ana dijo...

¡Increíble frase la de Frank-T! Me ha gustado mucho.
Ahora que lo pienso, si vas a ser psicólogo te encontrarás con muchos casos de estos (niños afectados por divorcio y tal), ¿qué vas a hacer? Quiero decir, ¿harás lo que cualquier otro psicólogo haría o pondrás en práctica tus ideas? No sé si me explico jeje.
Un beso.

Ácrata dijo...

Anda que... de lo que no se entere uno en el tren o el bus...
“Yo te quiero tanto, que si no quieres que te quiera no te quiero, a eso se le llama amor.” Completamente de acuerdo.
Y es cierto también que el "te quiero" implica posesión, por lo menos analizando simplemente la frase.
En fin, un beso.

Unknown dijo...

Ana, te explicas muy bien y la verdad es que no me lo había planteado mucho. Hasta ahora no era más que un simple pensador y charlatán que no hacía otra cosa que reflexionar. Supongo que gran parte de toda esta "Teoria" de los lobos se puede aplicar a la psicología. Estaría bien poder adaptar todo esto y crear algo, supuestamente, diferente (a lo mejor todo esto ya está inventado, no me extrañaría nada.) Pero tal vez, más adelante, cuando no esté tan pez en esto de la psicología sí me atreba a hacer alguna fusión de este tipo. Tengo entendido que existe una corriente psicologica que empieza a imponerse ahora llamada la psicología positivista, que, entre otras cosas, se encarga de estudiar la vida para tratar de alcanzar la felicidad. De ahí saqué las bases de todo esto, adaptandolo a mi forma de ver el mundo. Así que supongo que no tendré muchos problemas a la hora de fusionar esta cosa y la psicología. El problema está en que tal vez todo esto ya esté explicado de otro modo y yo sin saberlo. Si en mi carrera no encuentro nada parecido a esto a lo mejor me atrevo a hacer algo con esto.

L.es cierto que en la frase de Frank-T la palabra "te quiero" implica posesion, pero Frank-T ha logrado liberalizarla, en cierto modo, para transformarla en amor. Que grande es, a resumido todo mi texto en una simple frase.

Un beso a las dos.